En defensa de los patos
Hace unos días envié a El Periódico una carta titulada En defensa de los patos (ellos me cambiaron el título por Hagamos de Barcelona, de nuevo, una ciudad humana):
En dicha carta exponía una preocupación que ya tenía hace más de 30 años: hemos de defender nuestro entorno natural, especialmente aquél que nos da de comer, y que protege nuestras costas y nuestros humedales (con la vida salvaje que lo ocupa).
Este tema no es baladí. En el delta del Llobregat, directamente afectado por las repetidas ampliaciones del puerto, del aeropuerto, del sistema viario, etc., se produce actualmente el 20 por ciento de las hortalizas que se consumen en Cataluña. Es decir, sólo el delta del Llobregat alimenta un millón y medio de bocas cada año con productos de proximidad. Además, el delta protege la ciudad de Barcelona (también el aeropuerto) de los embates del mar, de forma más efectiva que todos los diques y escolleras que se puedan construir; y sin gastar ni un solo euro.
Sin embargo, los tecnócratas y los maníacos del crecimiento (bajo el dictado de los especuladores) pretenden morder aún más trozos de espacio natural, o de zona agrícola, para convertirlos en asfalto. ¿De verdad se creen los tecnócratas y los políticos al servicio del capital su propia "agenda 2030"?
Os dejo con estos estudios, realizados hace más de 30 años, por Ester Boix y por un servidor, y publicados en la revista l'esborrany , en los que abordábamos estas mismas preocupaciones. El tiempo no ha pasado, por lo que a la avaricia y la estupidez humana se refiere.