El culto al Toro Sagrado
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Toro sagrado: (1-1), (1-2), (1-3), (1-4), (2-1), (2-2), (2-3), (2-4), (2-5), (2-6), (3-1), (3-2), (4-1), (4-2), (5-2), (5-3), (5-4).
Análisis:
Toros y vacas son dos de los símbolos más recurrentes, en aquellos lugares donde existen como especie (por supuesto, no tienen un lugar en la mitología de las Américas, porque allí –excepto bisontes- no hay bóvidos; aunque sí se han hallado máscaras ceremoniales cornudas que tal vez aludan a un culto ancestral al búfalo). Los toros son vistos universalmente como energía hecha carne; las vacas –por su parte- representan a la Madre Tierra nutricia. En muchas tradiciones el toro y la vaca suben al Cielo, como el “toro del Cielo” sumerio y la vaca celeste Hathor (que asimismo adoptaba el papel de la fiera leona Sekhmet). Según Cirlot, el toro es un símbolo muy complejo, que encarna a los septem triones (los siete bueyes) boreales y al nórdico Thor, en relación a la serpiente meridional. Es un símbolo del Cielo y del padre, respecto a la vaca (o la serpiente), emblema de la Tierra y la madre. Es por ello que el toro puede ser tanto lunar como solar. Sin, dios lunar mesopotámico, adoptaba la forma de un toro; pero Utu, dios solar, es un toro asimismo. El toro Apis, en representación de Osiris, es lunar; pero el Surya védico es solar. El rey-faraón egipcio era llamado “Toro de su madre”, así como el dios Amón. Y así sucesivamente. En términos generales, el toro lunar se transforma en solar cuando la sociedad se convierte en patriarcal (véase más abajo). Pero puede suceder que el toro continúe constituyendo un símbolo de la Luna, pues se identifica morfológicamente con sus cuernos (el creciente lunar). Entonces, el Sol pasa a ser encarnado por cualquier otro animal, como es el caso del león.
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