Los puntos fuertes de mi teoría sobre Colón

Ya hace tres meses que ha salido a la luz mi libro Colón, su verdadera identidad al descubierto.

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Como era previsible, muchos estudiosos e interesados en el tema lo han desdeñado a partir de prejuicios, sin ni siquiera echarle una ojeada. A todos ellos va dirigido este artículo. En él voy a exponer algunos “puntos fuertes” de mi teoría, los cuales no son realmente los más importantes, pero pueden apuntar a que ésta tiene bases sólidas. Para ello, voy a destacar algunos pasajes de la obra, citándolos oportunamente; y voy a citar asimismo las fuentes en las que me baso para llegar a dichas conclusiones.

1. La verdadera identidad de Cristóbal Colón

Francisco José Morales Roca revela el nombre de Cristóbal Colón en su apunte sobre Francisco Juan de Colom y de Bertran  (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 31).

“Canónigo de Barcelona. Arcediano del Vallés (1460-1472) [...]. Tuvo relaciones con María de la Cavallería, sobrina de Antonio de la Cavallería, presbítero de Gerona, y de Bernardo de la Cavallería, Abad de Sant Pere de Galligans, de quien tuvo un hijo bastardo, Juan Cristóbal de Colom, donzell de Barcelona, doméstico del Rey Don Pedro IV de Portugal, Condestable de Portugal y Gran Maestre de la Orden de Avís, durante su gobierno intruso, habiendo prestado servicios como corsario al Rey Don Renato I de Anjou. Igualmente durante su gobierno intruso”.

Fuente: Prelados, abades mitrados, dignidades capitulares y caballeros de las órdenes militares habilitados por el brazo eclesiástico en las Cortes del Principado de Cataluña. Dinastías de Trastámara y de Austria. Siglos xv y xvi (1410-599). Hidalguía, 1999. Tomo I, página 156.

En sus apuntes Francisco José Morales Roca aporta datos concretos que relacionan a este Juan Cristóbal Colón con el Cristóbal Colón histórico, como sus fechas de nacimiento y muerte (1436 y 1506, respectivamente) y su servicio a René de Anjou. En una línea aparte (posteriormente tachada) escribe “Descubridor de América”. El citado investigador negó en público la menor conexión entre dicho personaje y el Colón histórico.

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Apuntes de Francisco José Morales Roca sobre el apellido Colom (año 2021). Fuente: Andreu Marfull.

Fernando Colón, en su Historia del Almirante (capítulo I), parece apuntar de forma encriptada el verdadero nombre de su padre: Juan Cristóbal Colón (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 126):

“Al común apellido o sobrenombre de sus mayores, diremos que verdaderamente fue Colombo, o Palomo, en cuanto trajo la gracia del Espíritu Santo a aquel Nuevo Mundo que él descubrió, mostrando según que en bautismo de San Juan Bautista el Espíritu Santo en figura de paloma mostró que era el hijo amado de Dios, que allí no se conocía [...] y luego, si queremos reducir su nombre a la pronunciación latina, que es Christophorus Colonus, diremos que así como se dice que San Cristóbal tuvo aquel nombre porque pasaba a Cristo por la profundidad de las aguas con tanto peligro, por lo cual fue llamado Cristóbal, y así como llevaba y traía a las gentes, las cuales otra persona no fuera bastante para pasarlos, así el Almirante, que fue Cristóbal Colón, pidiendo a Cristo su ayuda [...] pasó él y sus ministros, para que fueran aquéllas gentes indianas colonos y moradores de la Iglesia triunfante de los cielos”.

 Juan Bautista, Cristóbal y Colonus. Si agregamos los dos nombres y el apellido, obtendremos la verdadera identidad del Almirante: Joan Cristòfor Colom.

Fernando Colón, en su Historia del Almirante (capítulo I) revela asimismo el escudo de armas de sus antepasados: “Y porque sobre las aguas del Océano también llevó [Colón] como la paloma de Noé, oliva [...]”.

Una paloma volando sobre el mar con la rama de olivo en su pico es el escudo de los Colom de Baleares y de Cataluña (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 68). Pero asimismo la encontramos en el escudo de los Casanova de Gravedona (Lombardía, Italia).

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Fuentes: a) Augusto Cuartas: Apellidos Catalanes. Heráldica de Cataluña. b) Spreti: Enciclopedia Storico-Nobiliare Italiana. c) García Carraffa, A y A. d) Fernando Colón: Historia del Almirante.

Existe una evidencia clara de la identidad Cristóbal Colón-Joan Cristòfor Colom: la tonsura de este último el 19 de junio del año 1451, según vemos en un apunte guardado en el Museu Diocesà de Girona (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 526):

“También en dicho día 19 de junio del año mencionado, el Reverendo en Cristo Padre Señor Bernat, obispo de Girona, en el cuarto del paramento mayor de su palacio episcopal, personalmente constituido, tonsuró un escolar, escrito debajo:

Joan Colom, oriundo de la diócesis de Girona, con dispensa por su defec­to de nacimiento que sufre en razón de haber sido engendrado de presbí­tero y sierva [según otra interpretación, ‘soltera’].

Son testigos: Honorable Joan Margarit, caballero domiciliado en la parro­quia de Sant Gregori y el discreto Antoni Cavallaria, presbítero, y Gaspar Rovirola, escribano, habitantes de Girona”.

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Fuente: Joan Villar Torrent (Museu Diocesà de Girona). Francesc Albardaner lo publicó en la revista Presència (Girona, 23-29 de junio de 1991).

Sus estudios eclesiásticos explicarían su buen conocimiento del latín, así como su saber experto de la Biblia, como demuestra en sus escritos, entre ellos en su Libro de las Profecías. Por lo que se refiero a las letras latinas, en la página 201 de Colón, su verdadera identidad al descubierto, expongo lo siguiente:

“Recordemos lo dicho por Las Casas: ‘Estudió en Pavía los primeros rudimentos de las letras, mayormente la gramática, y quedó bien experto en la lengua latina, y desto lo loa dicha Historia portuguesa, diciendo que era elocuente y buen latino’. Y por Francisco López de Gomara en Historia General de las Indias: ‘Quieren también otros, porque todo lo digamos, que Cristóbal Colón fuese buen latino y cosmógrafo’. Las pruebas de su conocimiento fluido del latín son muy abundantes. Por ejemplo, ya hemos visto que ‘anotó, entendiendo bien el sentido del latín renacentista, la obra Historia rerum del Papa Pío II’ (véase más arriba). Por otro lado, son numerosas sus citas, en la relación del tercer viaje, de autores latinos no traducidos a fines del siglo xv: San Ambrosio, San Isidoro, Beda, Scoto, etc. Y si ello no fuera suficiente para certificar su conocimiento del latín, hemos de mencionar sus apostillas latinas, en obras como el Imago Mundi de Pierre d’Ailly, o la Historia Rerum de Eneas Silvio Piccolomini”.

En otro punto me ocupo de su conocimiento del hebreo, tanto de la lengua como del calendario.

2. El verdadero apellido de Colón

El verdadero apellido de Cristóbal Colón no era Colombo, sino Colón. Y ello por una razón plausible: la castellanización de Colombo es Colombo; la de Colom es Colón, como expongo en Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 123):

Según Caius Parellada en Castilla es normal convertir las ‘m’ en ‘n’. Así el Joaquim catalán pasa a ser Joaquín, el Adam catalán es Adán, el Guillem catalán es Guillén, etc. Del mismo modo sucedería con Colom, que pasa a ser Colón. Ello no obstante, y reconociendo que existe una ley fonética que transforma las ‘m’ catalanas en ‘n’ castellanas, no se puede decir lo mismo de Colombo: en castellano, Colombo sería igualmente Colombo, y si se hubiera traducido, adoptaría la expresión ‘Palomo’. En definitiva, tanto Colón como Colomo tienen lógica si derivan del catalán Colom, pero no si provienen del italiano Colombo. Así pues, el apellido original de Colón sería Colom (que daría lugar a la castellanización ‘Colomo’, y posteriormente a ‘Colón’)”.

En la Corte castellana a Colón se lo llamó indistintamente Colomo, Colom y Colón. Existen numerosos documentos que atestiguan que su apellido real era Colom. He aquí unos cuantos:

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Izquierda, Codice Diplomatico Colombo-Americano. Derecha, escudo de Colón según Gonzalo Fernández de Oviedo. Nótese “Colom”.

En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 125) escribo lo siguiente:

“Pero es en tres cartas reales donde resulta más evidente que el apellido familiar de Colón era realmente Colom. Las encontraremos en el Codice Diplo­matico Colombo-Americano. En la primera (documento XXXI, página 206), datada el 30 de marzo de 1493 (es decir, cuando Colón estaba de camino hacia Barcelona, para reunirse con los reyes, tras la finalización de su primer viaje a las Indias), los soberanos lo llaman ‘Don Cristoval Colom, nuestro Almirante del mar oceano’.En otra carta, del 24 de mayo de 1493 (documento XXXVI, página 220) leemos: ‘A vos Don Cristoval Colom nuestro Almirante de las nuestras yslas e tierra firma’. Y en una última carta, del 14 de abril de 1494 (documento XXXIV, página 210) los reyes dicen: ‘Don Cristoval Colom nuestro Almirante del mar oceano y nuestro Viso Rey y governador de las yslas [...]’.

Pero es en su carta al escribano de ración, Luis de Santángel, donde está expuesto con más claridad su verdadero apellido. De forma extraña, Consuelo Varela (Cristóbal Colón. Textos y documentos completos, página 146) no incluye en la citada carta a Santángel el colofón final, que reza: “Esta Carta enbio Colom al escriuano de racion [...]”. Aquí, como vemos, Colón aparece en su forma catalana: Colom.

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Fuente: Fundación Lenox, New York Public Library.

3. La lengua materna de Colón, el catalán

En la carta a Santángel, del año 1493, tenemos un ejemplo claro de que Colón empleaba el idioma catalán: su barbarismo “calavera” (queriendo decir “carabela”; es así como lo transcribe Consuelo Varela en su recopilación de textos colombinos). “Calavera” es la forma en la que se expresaba en catalán el bajel que en castellano recibía el nombre de “carabela” (esta información me la dio el investigador Manuel Capdevila):

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Fuente: Fundación Lenox, New York Public Library.

No es el único caso. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 209) presento algunos más:

“Las expresiones catalanas de Colón son numerosísimas, y muy evi­dentes. Así tenemos, por ejemplo, el ‘a todos arreo’ (a tot arreu en cata­lán), con el significado ‘en todas partes’, que escribe en el Memorial para los Reyes Católicos de 1494; véase asimismo ‘todo de golpe’ (tot de cop en catalán), que significa ‘de repente’, en la relación del Tercer Viaje. O, finalmente, en su Libro de las Profecías, ‘despues tornarlas a rever’, equivalente al catalán tornar-les a reveure (volverlas a ver)”.

El ejemplo más palmario de la catalanidad de Colón es el apunte de Fernando Colón de la citada carta de su padre al escribano de ración, Luis de Santángel (véase más arriba). En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 396) escribo lo siguiente: “En el manuscrito con índice 4743, en la página 369 del Abecedarium B de la Biblioteca Colombina, encontramos la siguiente anotación: ‘Letra enviada al escriva de racio [sic.], a 1493, en catalan, 4743’. La carta en sí ha desapa­recido. Sólo nos queda dicha anotación de mano de Fernando Colón”. Nótese que “escrivà de ració” (escribano de ración) está escrito en catalán, lo que refrenda que dicha carta fue escrita originalmente en esa misma lengua.

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Fuente: Miquel Manubens, enviado por Manel Capdevila.

4. Así pues, ¿qué relación tuvo Colón con los Colombo genoveses?

En los dos primeros capítulos de la obra (hasta la página 213) me ocupo de demostrar que Colón no tuvo ninguna relación con los Colombo genoveses. Que su nombre, y el de su hermano Bartolomé, coincidiera con el de Cristoforo y Bartolomeo Colombo es una coincidencia puramente circunstancial. El de Giacomo Colombo no tiene por qué ser coincidente con el de Diego Colón, puesto que el Giacomo italiano es equivalente a los castellanos Diego, Jaime, Jacobo, Santiago o Yago, todos ellos muy comunes. Tampoco es una coincidencia clara que el Giovanni Colombo tuviera un equivalente, entre los Colón, llamado Juan Antonio Colombo (Colón, o Casanova, como veremos más abajo), entre otras cosas porque el hermano de éste se llamaba Andrea, y los hermanos de Giovanni Colombo se llamaban Tommaso , Matteo y Amighetto.

Por otro lado (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 66), Giovanni Colombo se encontraba, en febrero de 1500, ejerciendo su labor de agente fiscal en Génova (esa era su profesión), mientras que Juan Antonio Colombo, sólo dos meses después (en abril), estaba en Sevilla realizando labores de aprovisionamiento de la flota de Indias:

“Parece ser que en abril del año 1500, sólo dos meses después de que supuestamente se hallara en Quinto (Génova) para realizar una labor catastral, a Juan Antonio Colombo lo encontramos en España, preparando un ‘flete de 50 franceses’ a las Indias. Mucho tuvo que correr para compatiblizar ambas actividades, si es que se trata de la misma persona”.

Como veremos en el libro, la relación de los Colón con los franceses es antigua, y no poco relevante.

Una prueba a favor de la imposibilidad de que los Colón fueran los Colombo genoveses la encontramos en el Testamento de Cristóbal Colón, fechado en 1498. En él se dice:

“[...] e le suceda el pariente más allegado a la persona que heredado lo tenía, en cuyo poder prescribió, siendo hombre legítimo que se llame e se haya siempre llamado de su padre o antecesores, llamados de los de Colón”.

En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 30) expongo que si los Colón fueran en realidad los Colombo, a Cristóbal, y a sus hijos Fernando y Diego, les hubiese costado poco encontrar la pista de sus familiares: los “de Colón” (si éstos fueran realmente los Colombo):

Su hijo Fernando hizo varias exploraciónes por la Liguria para hallar a su familia. Según Enrique Bayerri (página 100) tuvieron lugar los siguientes años: en 1515 (enero), en 1529 (septiembre), en 1530 (diciembre) y en 1531 (enero). Como es bien sabido, la búsqueda de sus raíces familiares fue infructuosa. Sin embargo, cuando Colón llevaba al menos seis años en España, Diego, su hermano (si es que es Giacomo Colombo), continuaba cardando lana en Savona (consta que residió allí hasta al menos noviembre de 1491). Así pues, difícilmente Fernando Colón habría de realizar muchos esfuerzos para encontrar ‘la casa de los Colón’ en la Liguria (si ésta fuera la de los Colombo). Por otro lado, en caso de que Cristóbal Colón quisiera mantener una casa en Génova, como se apunta en el Testamento de 1498, ¿por qué no acudir a su supuesta hermana Bianchinetta Colombo, que residió en esa ciudad hasta el año 1516, en que murió con 52 años de edad?”.

En la página 88 entro más a fondo en esta última cuestión:

“Bien es verdad que los Colombo fueron desposeídos de su casa in burgo Sancti Stephani, en Génova, el 31 de marzo de 1492, pero su vecino Juan de Padavania siguió viviendo allí durante decenios.¿Acaso Fernando o Diego, sus hijos, no podían haber seguido la pista de su tía a través del vecino? Nótese que Fernando Colón visitó la ciudad en 1515, y no halló ni rastro de sus antepasados, ‘los de Colón’. Si éstos hubieran sido los Colombo, ¿acaso no los habría localizado?”.

También se ha argumentado que la prueba de su filiación a los Colombo genoveses es su contacto, visible en su testamento de 1506, con las familias Spínola, Di Negro y Centurione:

“A los herederos de Luys Centurión Escoto, mercader genoves, treinta mil reales de Portugal [...] A esos mismos herederos y a los herederos de Pablo de Negro genoves, cien ducados o su valor [...]. A Bautista Espindola o a sus herederos, si él es muerto, veinte ducados. Este Bautista Espindola es yerno del sobre dicho Luis Centurión, era hijo de Micer Niculao Espindola [...]”.

Según los genovesistas, las deudas a éstos (y a Benito del Puerto) tenían relación con los negocios de Domenico Colombo, padre de Cristóbal, y de este último, con los citados individuos; aunque en el documento Assereto de 1479 a Cristóbal se le cita como testigo, y no se le reputa ninguna malversación en perjuicio de Luis Centurión ni de Pablo de Negro. En mi libro aporto abundantes pruebas para demostrar que tales evidencias son más circunstanciales que reales. Una de ellas, que el “cargo de conciencia” de Colón con los Spínola, Di Negro y Centurión tiene que ver con un suceso del que tendré ocasión de hablar más abajo: la batalla de Cabo de San Vicente, del año 1476, en la que estas tres familias resultaron perjudicadas. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 165) escribo lo siguiente:

“En 1474 consta una expedición [a Quíos] de la nave Roxana de Godoffredo Spinola, y un ballenero de Nicolò Spinola; en otra expedición genovesa a Quíos, en 1475, hallamos naves de Nicolò Spinola y de Paolo di Nero”.

Dichas naves genovesas, con destino a Quíos, eran pilotadas por Nicolò Spínola y por Paolo di Nero, citados en el testamento de Colón de 1506. Transportaban almáciga con destino a Flandes e Inglaterra, donde Luis Centurión Scoto (también citado en el testamento de 1506) tenía sucursales de su compañía. La almáciga perdida en la batalla del Cabo de San Vicente de 1476, y las centenares de vidas que también se perdieron, pesaban en la conciencia de Cristóbal Colón, no unas sumas ridículas debidas por su padre, o por él mismo, a Benito del Puerto, o a los Centurione, Di Negro y Spínola (página 170):

“Luis Centurión Scoto comerciaba con Brujas y Londres, lugares donde estaban destinadas las siete cajas de almáciga que se perdieron en la batalla del Cabo de San Vicente. A este respecto, véase el Capítulo 3, donde hablaré en extenso de los vínculos de Colón con los Centurión, los Spinola, los Di Negro y los Pinelo, y de todos estos entre sí y con España”.

Es más, el responsable de dicho comercio, impulsado por la Maona de Quíos y por el Banco di San Giorgio, era un Casanova: Jacobo Casanova. De acuerdo con mi teoría, éste estaría conectado con los Casanova de Francia, los de Lombardía, y los del reino de Aragón. En concreto, Jacobo Casanova podría ser en realidad un Bertran. De ello hablaré en el siguiente punto.

Una cosa más. Sí existió una pequeña conexión entre los Colón y los Colombo. En el año 1496 los primos de Cristoforo Colombo (Giannetto, Matteo y Amighetto) enviaron una carta a los Colón, entonces residentes en Sevilla, preguntando si eran sus familiares, porque Cristoforo, Bartolomeo y Giacomo habían desaparecido y no conocían su paradero:

En la página 257 del Città di Genova se dice:

“No hay documentos específicos para poder certificar que la expedición de Giannetto Colombo se cumplió efectivamente. Pero en el ya citado Memorial del Pleyto se lee que entre los papeles de Colón, que en 1565 se guardaban aún en el monasterio de las Cuevas en Sevilla, existía con el n. 1178 del inventario ‘una carta de los Colombo de Génova’ dirigida al Almirante, y así señalada: ‘Carta de li Colombo para el primer almirante, fecha en Genova, el año de mil y quatrociento y noventa y seis’, el mismo año pues del acuerdo concluido entre los tres primos de Cristoforo”.

Dicha carta, debidamente filtrada (y oportunamente perdida, de igual modo que la carta en catalán de Cristóbal Colón a Luis de Santángel), pudo crear la leyenda del Colón genovés, hijo de Domenico, que ya en tiempos del Almirante se difundió, tanto en España como en las Indias, para beneficio de los intereses geoestratégicos de Castilla, que resultaba favorecida por el hecho de que el navegante tuviera origen ligur, no catalán.

5. Los Casanova, ¿los “de Colón”a los que se refiere Cristóbal Colón en su testamento?

En tiempos del Almirante, los corsarios llamados Casanova, que pirateaban y navegaban bajo pabellón francés, eran conocidos como “los Colón”, tal como afirma Jerónimo Zurita (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 148):

“A un famoso pirata, Guillermo Casanova Colón, lo llamaba Zurita sim­plemente ‘Colón’. Así escribe: ‘Llegó aviso de Fuenterrabía que Colón —capitán de armada del rey de Francia— había arribado a la costa’ (año 1476), o bien ‘Y Colón, con la armada francesa, llegando a Bermeo pasó gran tormenta, y perdió la nave capitana [...]’ (año 1476). Zurita llama a Colón (Guillermo Casanova Colón) ‘capitán del rey de Francia’, y lo asocia a la ‘armada francesa’”.

Una evidencia de ello lo encontramos en una circular catalana, datada en el año 1473, en la que se denomina a dicho Guillermo Casanova Colón con el nombre Colom (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 149):

“Avís de un cossari apellat Colom qui menave VII naus armades, en data del 3 d’octubre del 1473” (aviso de un corsario llamado Colom, que llevaba VII naves armadas, en fecha del 3 de octubre del 1473).

Dicho aviso dice así:

“Los Consols de la mar de la ciutat de Barchinona als molt honorables tots e sengles batles, jurats e prohomens de qualsevol viles, Castells e lo­chs de la costa de Lauant fins a Cadaquers inclusive [...]. Vostres sauieses certificam per letra del honorable en Luis Marti mercader de Valencia a XXVIIII del passsat hauem noua certa com per un correu rebut per los ju­rats de Valencia havien sabut, com un Cossari apellat Colom ab VII Naus armades es arribat a Lacant [Alicante]; son les Naus dues Naus de M botes cascuna Tres de DCC botes cascuna e Dos balaners qui voguen com a ga­leres qui han donat cassa a les galeres del Comte de Prades e les han cuydat metre a fons. Creuse lo dit cossari fará la volta de assí e així discorrerá tota la costa e totes les mars [...]”.

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Fuente: Francesc Carreras i Candi. “Colom i altres corsaris, atacant les costes catalanes (1473-1474)”. Butlletí Excursionista de Catalunya, año XXXVII, julio 1927. Número 386.

En mi libro sostengo que los Casanova de Génova eran en realidad unos Bertran, como evidencia que el escudo de los primeros es una “brisura” (una modificación efectuada por una rama colateral de la familia) del de los segundos, como podemos ver en la siguiente imagen:

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Izquierda, escudo de los Bertran de Barcelona y los Beltrán de Aragón. Derecha, escudo de los Casanova de Génova.

Esta conexión entre los Bertran catalanes y los Casanova de Génova, así como los de la Lombardía, vendría dada porque en las propiedades de los Bertran de Gelida cabe hallar una casa de Casanova, tal como afirma el cronista de Gelida, Ramon Rovira (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 484):

“Cerca de Gelida hubo un mas llamado ‘La casa de Casanova’, documentado ya en 1197, el cual era de los castlans de los señores de Gelida (los Cervelló). Posteriormente hallamos aquí el mas de Can Castany y La Ferreria. Se ubican en el llamado Puig de Casanova, según afirma Ramon Rovira”.

Es también destacable que el “capostipite” (genearca) de los Casanova de Como (en la Lombardía) era llamado Beltrame. Y recordemos (véase más arriba) que el escudo de los Casanova de Gravedona, en Como, incluye una paloma volante con una rama de olivo en su pico, emblema de los Colom de Mallorca y de Arenys de Mar, que Fernando Colón describe en el capítulo I de su Historia del Almirante.

En la figura de abajo podemos observar que el Jacobo Casanova mencionado en los documentos de la Maona de Quíos, residente en Génova, podría ser Jacobo Bertran, mencionado en el testamento de Ferrer Bertran (de 1444), residente en Génova, tal como expone la historiadora Claude Carrère en su libro Barcelone, centre économique à l’époque des difficultés:

“Au milieu du XV siècle, les Bertran, juifs convers déjà implantés à Majorque et à Valence, envoient l’un des leurs habiter Gênes [Génova]: il s’agit de Jacme, ex-citoyen de Valence, mais dont le fils Johan est citoyen de Barcelone, où résident également Leonard et Ferrer”.

El investigador Manuel Güell alude asimismo al importante papel de Jaime Bertran en la colonia catalana de Génova y Rodas (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 482):

"¿Sería acaso dicho Jacme, que se trasladó a Génova, el mismo ‘Jacobo’ mencionado en el testamento de Ferrarius Bertran, datado en 1444? Sea como sea, Manuel Güell asegura que dicha familia ‘intrusa’ pertenecía a la ‘importante colonia permanente de mercade­res catalanes en la isla de Rodas, donde llevaban una actividad mercan­til propia e independiente de la metrópolis, en estrecha relación con el Hospital’ [San Juan de Jerusalén] [...]”.

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Fuentes: Arriba, testamento de Ferrer Bertran (1444). Abajo, Antonella Rovere, “Documenti della Maona di Chio”.

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Genealogía de los Bertran de Barcelona y de Gelida.

Otro indicio, bastante convincente, del vínculo entre los Casanova (de Como) y los de la Corona de Aragón lo hallamos en la primera página de las Memorias de Giacomo Casanova (el Libertino). Éste dice así:

“Don Jacob Casanova, nacido en Zaragoza, capital de Aragón, hijo natu­ral de don Francisco, raptó del convento, en el año de 1428, a doña Ana Palafox, al día siguiente de haber profesado. Era secretario del rey don Al­fonso; se escapó con ella a Roma, donde, después de un año de prisión, el papa Martín III relevó a Ana de sus votos y bajo la protección de don Juan Casanova, maestre del sacro palacio y tío de don Jacobo, les otorgó la ben­dición nupcial. Todos los hijos nacidos de este matrimonio murieron de corta edad, a excepción de don Juan, quien en 1475 casó con doña Leonor Albini, de la cual tuvo un hijo llamado Marco Antonio. En 1481, habien­do dado muerte don Juan a un oficial del rey de Nápoles, viose obligado a abandonar Roma y escapó a Como con su mujer y sus hijos, pero que­riendo probar fortuna partió en viaje con Cristóbal Colón y murió el año 1495. Marco Antonio llegó a ser un buen poeta, a la manera de Marcial, y fue secretario del cardenal Pompeyo Colonna. Viéndose obligado a salir de Roma por la sátira contra Julio de Médicis, que se lee entre sus poesías, volvió a Como, donde se casó con Abondia Rezzonica”.

En el libro Colón, su verdadera identidad al descubierto se hace un seguimiento exhaustivo de los Bertran y de los Casanova, tanto los catalanes, como los italianos.

6. Pero en concreto, ¿qué relación tuvo Colón con los Bertran y los Casanova?

Este punto es crucial en mi teoría. Véase la siguiente figura:

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Árbol genealógico de los Colom, los Bertran, los Margarit, y otras familias colaterales.

Aquí podemos observar la filiación de Joan Cristòfor Colom, hijo de Francesc Colom i Bertran, con los Bertran, y por ende, con Pere Bertran Margarit, el “Pedro Margarite” de la segunda expedición colombina. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 514) escribo lo siguiente:

“Joan Bertran, militar, en su testamento (fechado en el año 1499), tenía como albacea y ejecutor testamentario a Guillem Joan Colom, tío de Joan Cristòfor Colom (nuestro Colón). Ello convierte en altamente probable que este último, que hacia 1451 habitaba en Girona (como apunta el documento de su tonsura), pudiera conocer personalmente a la familia de Pere Margarit Bertran (nacido en torno al año 1450 y que residió a escasos kilómetros, en Castell d’Empordà). Lo cual, a su vez, explicaría que lo reclutara como jefe militar de la segunda expedición a las Indias. ¿Podemos decir lo mismo de Cristoforo Colombo?”.

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Fuente: Testamento de Joan Bertran (1499). Arriba, alusión a Guillem Joan Colom, albacea del finado. Abajo, alusión a Pere Bertran Margarit, hijo de Joan Bertran (véase la genealogía, más arriba).

El escudo de Cristóbal Colón es bien conocido. No lo es tanto, sin embargo, que éste podría ser en realidad una “brisura” del de los Bertran de Barcelona. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 405) escribo lo siguiente:

“Se ha especulado mucho sobre el posible origen de este blasón, que según la opinión convencional es ‘imaginario’. Sin embargo, si tenemos en cuenta los vínculos de Joan Cristòfor Colom con los linajes de los Bertran catalanes y de los Casanova italianos y franceses, esta interpretación es cuanto menos precipitada. Véase el blasón de los Bertran de Barcelona. Éste es, según los hermanos García Carraffa: ‘En campo de azur, una banda de oro, cargada de una cotiza de gules’. Nótese las similitudes con el escudo de Colón. Recordemos: ‘en campo de oro, banda azur con jefe de gules’. Los colores son los mismos, aunque intercambiados, y el diseño se parece: en el escudo de los Bertran de Barcelona, el rojo está en la cotiza; en el de Colón, en el ‘jefe’; el azul, en el primer caso, en el fondo, y en el segundo, en la banda; el amarillo, en el primer caso, en la banda, y en el segundo, en el fondo. Así pues, el escudo de Colón sería en realidad una ‘brisura’ del de los Bertran de Barcelona; que todo sea dicho, dio una buena cosecha de almirantes a la marina catalana (lo que explicaría las anclas de su blasón)”.

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Izquierda, escudo de Cristóbal Colón. Derecha, escudo de los Bertran de Barcelona, según el armorial de los Garcia Carraffa.

7. ¿Es cierto que Colón tuvo varios almirantes en su familia?

En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 407) escribo lo siguiente:

“Desde mi punto de vista […] Colón estaba emparentado con los Bertran de Gelida y de Barcelona, como asimismo lo estaba con los Casanova de Génova, de Lombardía y de Francia. Ello lo apro­xima, una vez más, a Joan Cristòfor Colom. Una evidencia de ello la encontramos en el cuartero de las cinco anclas de oro sobre campo azur, que encontramos en su escudo de 1502 (Libro de los Privile­gios). Si, como supone García de la Riega, dichas anclas representan los almirantes que —según Colón— ha tenido la familia (‘yo no soy el primer almirante de mi familia’), aquí nuevamente tene­mos un punto de coincidencia fundamental entre las trayectorias de Cristóbal Colón y de Joan Cristòfor Colom, pues este último tuvo al menos cuatro familiares que ostentaron el título de almirante, o vicealmirante”.

Éstos serían los siguientes:

1) Guillermo Casanova Colón, vicealmirante del rey Luis XI de Francia.

2) Joan Colom i Bertran (1414-?), almirante.

3) Antoni Bertran (Cortes 1446, 1449, 1454 y 1460), barón de Gelida, consejero real, vicealmirante de la Real Armada del Princi­pado de Cataluña.

4) Jaume Bertran (Cortes, 1460), consejero real, vicealmirante de la Real Armada del Principado de Cataluña.

5) Francesc Betran (-1417), Camarlengo Real y Almirante, según Armand de Fluvià, en su Nobiliari General Català.

Y ello, sin contar al mismo Almirante de la Mar Océana (y Virrey de las Indias).

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El escudo de Colón, tanto el de 1493 como el de 1502, incluye cinco anclas, que representan cinco almirantes de su familia.

Existe una circunstancia muy reveladora de la actividad marinera de su familia. Véase la siguiente ilustración:

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Graffitti situado en la Casa del Senyor de Gelida, pertenenciente a la familia Bertran. Alfred Mauri: El castell de Gelida.

La inclinación marinera de los Colom es indicada por Fernando Colón en Historia del Almirante (capítulo II), que afirma:

“Digo que si bien ellos [los antepasados de Cristóbal Colón] fueron buenos en virtud, habiendo sido por ocasión de las guerras y parcialidades y pobreza, no hallo qué forma vivieron y moraron, aunque el dicho Almirante diga en una carta que su trato y el de sus mayores fue siempre por mar”.

Si sus antepasados fueron los Colom catalanes, éstos tenían un vínculo cierto con el mar. Enric Mitjana de las Doblas, como posteriormente haría Francisco José Morales Roca, considera que los Colom de Barcelona provenían de Génova. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 468) escribo lo siguiente:

“Pero sea como sea, no sólo Morales Roca, sino también otros auto­res, han establecido una relación cierta entre Guillem Colom y la ciu­dad de Génova. Enric Mitjana de las Doblas, en su artículo ‘La casa dels Colom a Barcelona’, nos dice que Guillem Colom se encontraba en Alguer (Cerdeña) en el año 1390, y que hubo de abandonar la isla por una sublevación de los sardos, instados por los genoveses. Entonces se trasladó a Barcelona. Su hijo, Guillem Ramon Colom, llamado Guillem el Jove, fue cambiador, o banquero, como su padre. En 1390 se encontraba en Génova, de donde marchó en una nave de su propiedad hacia Barcelona. Llegó aquí el 12 de septiembre'”.

Es un hecho que los Colom, así como los Bertran, tenían negocios, e incluso casa, en Génova, así como en la isla de Rodas. Claude Carrière (véase más arriba) lo sostiene, por lo que se refiere a los Bertran (al mencionar a Jaime Bertran, residente en Génova). Por lo que respecta a los Colom, existe un documento que lo confirma con claridad (Colón, su verdadera identidad al descubierto, página 475):

“Disponemos de una prueba documental que atestigua la relación de los Colom con Génova y Rodas. Se trata de un acuerdo entre Jaume Colom (abuelo de Joan Cristòfor Colom) y Pere Maries, ‘mercade­res, ciudadanos de Barcelona’, que constituyen una sociedad, el 18 de diciembre de 1425, la cual continúa la existente previamente entre Gui­llem Colom (el padre de Jaume) y el citado Pere Maries. Su área de actuación sería el Rosellón, la Provenza, la Liguria (Savona, Génova), Sicilia, Rodas, Cerdeña, Mallorca y Valencia. Dicho acuerdo se renovó cuatro años después, en 1429, y aquí se explicita el domi­cilio de los Colom (en Banys Vells, cerca de la Iglesia de Santa Maria del Mar). Nótese que este acuerdo tiene lugar siete años antes del naci­miento de Joan Cristòfor Colom (nuestro Colón), en 1436”.

Fuente: Arcadi Garcia Sanz, volumen II (véase la bibliografía).

Es más, en mi libro sostengo que la Orden de Rodas ofreció un apoyo incondicional al bando de la Generalitat durante la Revolución Catalana de 1462-1472, al menos durante el mandato del Condestable Pedro de Portugal, Maestre de la Orden de Avís. Y recordemos que, según Francisco José Morales Roca (véase más arriba), Colón sirvió a dicho Condestable, Pedro de Portugal. Todo ello explicaría las enseñas desplegadas en los palos de la Santa María. A este respecto, en Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 475) afirmo:

“Como vemos, los Colom tenían intereses, desde antaño, en Génova y Rodas, lo que podría explicar el nacimiento del hijo bas­tardo de Francesc Colom (canónigo) en dicha ciudad de la Liguria, y al mismo tiempo el apoyo de la Orden de San Juan de Jerusalén (con sede en Rodas) al futuro Almirante; primero durante su servicio al condes­table Pere de Portugal, durante la Revolución Catalana (1462-1472), y luego —supuestamente— en la financiación del primer viaje a las Indias, en 1492. Recuérdese que anteriormente formulé la hipótesis de que la cruz roja en el velamen de las naves del descubrimiento podría ser la Cruz de Rodas, no la de la Orden de Cristo, y mucho menos la de los Templarios”.

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Nao Santa María, con las enseñas de la “cruz verde” (de la Orden de Avís) y la “cruz roja” (de la Orden del Hospital, o de Rodas).

Comencemos por la de la Orden de Avís, la “cruz verde” que desembarcó en la isla de Guanahaní el 12 de Octubre de 1492. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 238) expongo este pasaje del Diario de Navegación de Cristóbal Colón (12 de octubre de 1492):

“Sacó el Almirante la bandera Real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la cruz y otra de otro“.

En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 261) escribo:

“La cruz verde es el emblema de la Orden caballeresca de Avís, de la que el condestable Pedro de Portugal era maestre: ‘Cuando su padre alcanzó la regencia del país [...] se preocupó seguidamente por nombrarlo [a Pedro de Portugal] maestre de Avís, y además, le otorgó la dignidad de condestable’ [Martínez Ferrando; véase en la bibliografía]. En tiempos de Colón, ninguna otra orden, salvo la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro, ostentaba una cruz verde. Es previsible que el pendón exhibido el 12 de octubre de 1492 rinda homenaje a la primera (a la Orden de Avís) porque el Colón histórico (Joan Cristòfor Colom) estuvo al servicio de Pedro de Portugal como ‘doméstico’; no se sabe que fuera caballero de la Orden de San Lázaro; entre otros motivos, porque no era leproso”.

Por lo que se refiere a la “cruz roja”, ésta sería la de la Orden de Rodas, que como hemos visto más arriba financió al gobierno del Condestable Pere de Portugal en la Revuelta Catalana de 1462-1472, contra el padre de Fernando el Católico, Juan II, en un período comprendido entre los años 1464 y 1466. La Orden de Rodas podría haber financiado asimismo el primer viaje a las Indias de Cristóbal Colón, en lo que le tocaba a éste. En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 534) escribo lo siguiente:

“He de añadir que, releyendo nuevamente el libro Prela­dos, Abades mitrados, etc., de Francisco José Morales Roca, he reparado en un detalle que podría explicar por qué la Orden de San Juan de Jerusalén (de Rodas) dio apoyo al ‘rey intruso’ Pedro de Portugal en su reinado de 1464-1466, en Cataluña, y podría haber financiado la primera expedición de Colón a las Indias (en base a la presencia de la cruz roja en la vela mayor de la Santa María). Según Morales Roca, ‘la Iglesia catala­na tomó partido contra el Rey Don Juan II de Aragón y Navarra a raíz del encarcelamiento del primogénito Don Carlos de Aragón’ (véase más arriba). Pues bien, entre los años 1461 y 1503 los catalanes Juan de Car­dona, Conde de Cardona, y Jaime de la Guialtru (¿Geltrú?), Gran Prior de Cataluña, fueron lugartenientes del Gran Maestre de la Orden de San Juan, gobernadores de la isla de Rodas, y defensores de ésta durante el asedio a que la sometieron los turcos en 1480. Así pues, tales circunstan­cias explicarían el interés de la Orden de Rodas en apoyar el bando de la Generalitat durante la Guerra Civil Catalana de 1462-1472, y tal vez en subvencionar la primera expedición de Colón a las Indias. Lo cual no deja de ser una suposición”.

La vinculación de los Bertran, parientes de Joan Cristòfor Colom (y por tanto, de Cristóbal Colón), con Rodas es evidente en esta inscripción de una cruz de la Orden de Rodas en el castillo de Gelida (perteneciente a los Bertran):

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Fuente: José Fernández.

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