El guante de Serafín
En un pequeño valle vivía un granjero llamado Serafín. Éste era muy pobre, porque sólo tenía una vaca. Pero a su lado había un granjero muy rico, que poseía todo el valle, menos la pequeña granja de Serafín...
Aunque su vecino era muy rico, lo que tenía aún le parecía poco, y por eso se quería quedar con la granja de Serafín... Así que un día le robó la vaca y le quemó el granero... Pensó que Serafín se daría por vencido y le vendería su tierra... Pero no fue así, sino todo lo contrario:
"Mi vecino se ha equivocado, si piensa que estoy acobardado".
Serafín estuvo pensando y pensando en un plan para castigar al malvado vecino. Y al fin lo encontró: Haría que su codicia le llevase a la ruina...
Porque debéis saber que, aunque Serafín era muy pobre, también era muy listo... Ahora veréis qué plan más ingenioso...
Serafín fue a la taberna de un pueblo vecino, donde no le conocían, y ¡se dio una gran comilona! La más grande que se había dado nunca... Pero lo que es más extraño, es que durante toda la comida no se quitó un guante...
"Oiga señor, ¿cómo va a pagar?" (preguntó el tabernero), "con mi guante, sin dudar" (contestó Serafín). Y en ese momento hizo así... y del guante cayó una moneda de oro...
Serafín le explicó que ése era un guante mágico: cuando lo ordeñaba (es decir, estiraba de los dedos) sacaba monedas de oro...
El tabernero se creyó a pies juntillas la mentira de Serafín, ¡y le compró su guante por mil monedas de oro!, porque pensó que con él se haría muy rico...
Bueno, ahora Serafín tenía mucho dinero, pero aquí no se acaba la historia... En realidad, ahora comienza su plan...
Serafín fue a la casa de su vecino rico, y le pidió una balanza para pesar su oro... ¡Cuando éste vio tantas monedas, le preguntó cómo las había conseguido! Y Serafín le explicó que había vendido su guante mágico al tabernero del pueblo de al lado... Y el tabernero pensó para sí:
"Si ese guante consigo, ¡en la comarca seré el hombre más rico!"
Así que cogió una bolsa con dos mil monedas de oro, y se dirigió a la taberna, con la intención de comprarle el guante al tabernero... ¿Y creéis que éste se lo vendió?
Por supuesto. Porque así recuperaba el dinero que Serafín le había estafado, y además ganaba mil monedas más... ¿Qué os parece, el vecino de Serafín hizo un buen negocio o no?
¡Claro que no! Porque ese guante no era mágico ni nada... Y por culpa de su codicia, ¡acababa de perder todo su dinero!
Así que ya véis: las tornas habían cambiado. Ahora Serafín era rico y tenía una granja muy grande; su vecino era pobre y tenía sólo una vaca... Y sin embargo, a partir de entonces hubo paz en el valle. Porque Serafín nunca abusó de su vecino... ¡Y éste había aprendido una buena lección!
Moraleja: Guárdese quien abuse del otro, porque será pagado con la misma moneda.