El hombre que vendió su sombra
Hace mucho tiempo, en una pequeña ciudad vivía un caballero muy presumido... Tanto, que se pasaba el día empolvándose las mejillas con colorete.
Ese caballero se quería casar con una bella dama... Lo que pasa es que como le gustaba comprar los mejores trajes, y comer los más exquisitos manjares, con el tiempo, se quedó completamente arruinado, ¡y no tenía dinero ni para comprar un anillo de compromiso!
Sí, un anillo como éste... Pero mucho más caro y bonito: porque para impresionarla, quería comprarle ¡un anillo de diamantes!
Pobre caballero... ¿Qué podría hacer para comprarle un anillo a su novia?... Estuvo dándole vueltas a la cabeza, y al final se le ocurrió una idea...
"Ya sé qué haré: venderé mi sombra, y así el anillo podré comprar".
Entonces, en toda la ciudad hizo colgar el siguiente anuncio: "Caballero de buena figura vende su sombra a buen precio". ¿Y creéis que alguien se la compró?
Al principio no... Porque eso de vender una sombra no es algo muy corriente... Pero un día vino un extraño hombre. Éste pensaba que su sombra era de lo más vulgar, así que se la compró a cambio del anillo de diamantes...
Pero antes de comprársela, este hombre hizo así... Agarró su sombra, y comenzó a probársela como si fuera una gabardina.
Gracias a ese anillo, el caballero podría por fin pedir la mano de su novia... Por eso se puso su mejor traje, y se echó encima el perfume más caro que encontró.
Poco después, fue a visitar a su novia. Y después de declararle su amor... ¿Sabéis qué le ofreció?
Sí, el anillo de compromiso. Al principio, su novia se emocionó mucho... Se puso el anillo en el dedo, ¡y le pareció precioso! Pero entonces, se fijó en que a su novio le faltaba algo: y tras darle muchas vueltas, se dio cuenta de que lo que faltaba era... ¡Su sombra! Y dijo:
"¡Cariño, te encuentro muy cambiado!... Tu sombra no veo por ningún lado".
Su novia le preguntó qué había hecho con ella, y el caballero reconoció la verdad: la había vendido para poder comprar ese hermoso anillo de diamantes... Entonces, ella ya no quiso casarse con él, porque no quería como marido a un hombre sin sombra...
Poco después el caballero se enteró de que su novia se había casado con el mismo hombre que le compró la sombra... ¿Y sabéis por qué? Porque ahora, gracias a su nueva sombra, aquel hombre parecía mucho más atractivo.
¡No sabéis la rabia que le entró a nuestro caballero! Por culpa de su capricho de querer impresionar a su novia con un hermoso anillo de diamantes, había perdido su dinero, su sombra y su novia.
Moraleja: Las cosas que no tienen precio son las que tienen más valor.