El zorro, el lobo y el campesino
Un día un campesino estaba arando su campo con dos bueyes... Pero éstos no caminaban derechos, y por eso, los surcos salían torcidos...
Este campesino se enfadó tanto con sus bueyes que les dijo:
"Bueyes, ¡que os coma un lobo si no aráis más rectos!
Pero daba la casualidad que un lobo pasaba por allí, y oyó al campesino decir eso de "¡que os coma un lobo si no aráis más rectos!"
El lobo estuvo esperando toda la tarde, para comprobar si los bueyes hacían mejor su trabajo, pero como éste no era el caso, se dijo para sí: "¡Ésta es la mía!". Y fue al campesino y le dijo:
"Campesino, como tus bueyes han arado torcido, debes cumplir lo prometido".
¡Vaya con el lobo! Se había tomado las palabras del campesino al pie de la letra, y ahora creía que los bueyes debían ser suyos... Por supuesto, el campesino no estaba de acuerdo, y los dos se pusieron a discutir... Pero por allí pasaba un viejo zorro, que se ofreció a mediar en la disputa...
"Amigos, si justicia es lo que queréis, juez más imparcial que yo no encontraréis".
Y entonces le guiñó un ojo al campesino, como diciéndole "tú confía en mí, que yo lo arreglo todo..."
El viejo zorro le indicó al campesino que lo más justo sería compensar al lobo con dos gallinas y un queso... Por no haber mantenido su palabra de dar sus bueyes al lobo si éstos no araban más rectos... ¿Y creéis que el campesino y el lobo estuvieron de acuerdo?
¡Por supuesto! Así que el campesino cogió un saco, en él metió dos gallinas, y se lo dio al lobo... Pero éste reclamó su queso...
"¿Queso, qué queso? En mi granja no hay ninguno...
"Te equivocas, campesino", le dijo el zorro... Viniendo para acá he visto uno en el fondo de ese pozo...
Lo que pasa, es que como esa noche había Luna llena, ésta se veía reflejada en el agua del pozo, y parecía un queso bien grande y redondo...
Así que le dijo al lobo que, si quería obtener su queso, debía bajar al fondo del pozo... Y así lo hizo éste...
Por cierto, ¿qué creéis que le pasó al lobo?
¡Se ahogó!
¡Claro! Porque ese pozo era muy profundo, y además, el lobo no sabía nadar...
¡Vaya zorro más listo! ¿Y creéis que ganó algo con su treta?
¡Claro! Se quedó con las dos gallinas: el campesino estaba muy agradecido con él y se las regaló...
Moraleja: Más sabe el zorro por viejo que por zorro.