El zapatero médico
Hace muchos años, en una pequeña ciudad vivía un zapatero remendón, que como zapatero no era muy bueno, que digamos...
Todas las suelas que ponía estaban torcidas, o se acababan cayendo a los pocos días... Por eso, con el tiempo ya nadie confiaba en él, y no le compraban sus zapatos...
Un día, harto de pasar hambre porque nadie le compraba sus zapatos, el zapatero se puso a pensar muy seriamente en qué podría hacer para salir de esa triste situación. Y pensando-pensando se le ocurrió una idea:
"¿Por qué no me hago pasar por doctor, y vendo un remedio maravilloso contra todas las enfermedades? ¡Seguro que me haré rico!"
Y eso, ni más ni menos, es lo que hizo: con zumo de limón, aceite de ricino, sal, pimienta, y agua, ¡hizo un brebaje que vaya lo mal que sabía! Y con un barril bien lleno se fue al pueblo de al lado, donde nadie le conocía, diciendo...
"¡Comprad mi jarabe, y en un abrir y cerrar de ojos, diréis adiós a vuestras enfermedades!"
¿Y sabéis qué? La gente lo creyó... Al principio, un viejecito lleno de achaques le compró un pote... Se lo bebió, y como el falso médico le dijo que gracias a él se le irían todos los males, ¡se fue a su casa más contento que unas pascuas!
¿Y creéis que ese anciano se curó? ¡Qué va! Al revés, se sintió peor que nunca: pero para no parecer tonto le dijo a sus vecinos que ahora se sentía mucho mejor... Así que al poco rato éstos empezaron a pedirle al falso médico más y más mejunje de ese...
¿Sabéis qué pasaba en realidad cuando te lo bebías? Os lo explicaré: Primero te volvías morado, luego amarillo, y después azul... Y la cara se te ponía muuuy larga... Así.
Al poco tiempo, el zapatero-médico era conocido en todo el país, y se había hecho muy rico vendiendo su falso remedio. ¿Y sabéis qué? Se hizo tan famoso que hasta el rey le llamó para pedirle un botellín de su jarabe maravilloso...
"Buen médico, ¿qué me pides si me das un botellín de tu jarabe? Tienes que saber que ningún médico ha podido curar mi mal... Y tú eres ahora mi única esperanza de salvación..."
¡Oh! Qué miedo sintió de repente el falso médico: sabía que si el rey se lo tomaba, éste no mejoraría. Al revés: seguro que empeoraría, y ¡entonces lo mandaría colgar por haberle envenenado! Así que decidió decirle la verdad...
"Alteza... No se beba este jarabe: sepa que todo es un engaño. Lo he hecho sólo por hacerme rico a costa de la confianza y la buena fe de los demás"
¡Oh! Cómo se enfadó el rey cuando oyó la confesión del falso médico. Tanto, ¡que le ordenó que se bebiera todo su jarabe... De un trago! Y se volvió primero morado, luego amarillo, y finalmente azul... Y la cara se le puso... ¡Así de larga!
Afortunadamente, con paciencia y el buen hacer de los médicos de verdad, el rey se pudo curar... Y el resto de las víctimas del falso médico también... Y por lo que se refiere a éste... ¡Tras un año en la mazmorra más oscura del reino, volvió a su trabajo como zapatero remendón!
Pero esta vez intentó hacerlo un poco mejor... Y al final, ¡hasta consiguió aprender el oficio!
Moraleja: Zapatero a tus zapatos.