El viejo, el niño y el asno (recreación de un cuento popular)
Hace mucho tiempo, un viejo iba a llevar a un burro al mercado... Estaba muy contento, porque el animal tenía realmente muy buen aspecto...
"Este pollino venderé, y con él un buen dinero ganaré".
Así que, acompañado de su nieto, se dirigió al pueblo... El burro, como todos los burros, no tenía muchas ganas de caminar... Por lo que se puso a rebuznar: "Íiiiaaaahhh".
Eso es lo que hacía, porque prefería estar en su establo, comiendo sabrosa paja... Pero en fin, al final consiguieron hacerlo andar... Y poco después pasaron dos mujeres, que decían: "¿Has visto qué viejo más tonto? Con lo bien que estaría sentado en su asno".
El viejo pensó que las mujeres tenían razón, y se montó en el asno... ¿Vosotros creéis que al burro le gustó?
¡Claro que no! ¿Y qué es lo que hizo entonces? "Íiiiaaaahhh".
Más tarde, cuando el anciano llevaba un rato montado en el burro, dos hombres que pasaban a su lado dijeron: "¿Has visto qué viejo más egoísta. Se monta él solo en el burro, y deja a ese niño en el suelo".
Y el viejo pensó que los dos hombres tenían razón, y pidió a su nieto que se montara encima del burro... ¿Y vosotros creéis que al burro le gustó?
¡Claro que no! Estaba tan agobiado por el peso, que ya ni siquiera podía decir "íiiiaaaahhh". En su lugar, movía sus largas orejas...
En fin, que al cabo de un rato, el burro estaba realmente agotado... Y en ese momento, dos viejos dijeron entre sí: "¿Has visto qué viejo más cruel? Al pobre borrico lo está matando de cansancio".
Y el viejo pensó que los dos ancianos tenían razón, por lo que decidió, a partir de ese momento, cargar él mismo con el burro a cuestas... ¿Y creéis que al burro le gustó?
¡Por supuesto! El burro estaba encantado de que el viejo, su amo, lo llevase a cuestas... ¡Pobre anciano! Ahora era él el que no podía con su alma... Y lo que es peor, mientras iba por el camino, ¡todo el mundo se reía de él!
Porque realmente es una escena cómica ver a un hombre cargando a un burro, y no al revés. Uno de los paisanos dijo incluso: "¿Quién es más burro, el de cuatro patas o el de dos?"
En ese momento el anciano se enfadó tanto ¡que dejó caer al burro en el suelo! ¿Y sabéis lo que pasó? El pobre ¡se rompió una pata! ¡Pobre animal! A partir de entonces sería un burro cojo... ¡Y pobre viejo! Ahora, en su estado, ya no lo podría vender en el mercado...
¿Sabéis qué decía el burro? "Íiiiaaaahhh".
Y el viejo dijo para sí...
"Desde ahora nunca más, a todo el mundo pretenderé contentar".
El viejo y su nieto volvieron a su casa con el burro a cuestas. Y aunque cojo, se convirtió en un miembro más de la familia, comió rica paja, y vivió muchos años en su cómodo establo.
Moralejo: Es bueno oír consejos; pero es mejor seguir el propio criterio.