INVENTOS - TRANSPORTE
Hubo un tiempo en el que el marco en el que se desarrollaba la vida de la gente se circunscribía a las laderas de un valle, al contorno de un oasis, o al territorio que delimitaba dos ríos próximos. En ese tiempo, la población comía lo que criaba la tierra, y su mundo no llegaba más allá de donde le llevaran sus pies (o la montura de su jumento). Ese tiempo comprende la mayor parte de la Historia de la Humanidad.
A veces se atribuye al pasado preindustrial un carácter estático que en realidad no tiene. Los hechos demuestran que la inmovilidad no es la norma, sino la excepción. Grandes migraciones, conquistas y éxodos salpican, aquí sí, y allí también, las páginas de la Historia. Pocos pueblos pueden afirmar que hunden sus raíces en un territorio desde tiempo inmemorial.
La historia del transporte no sólo está ligada a dichos grandes movimientos de población (por tierra, a caballo; o por mar, en barco) sino también al desarrollo de los transportes (invención de la rueda, navegación) y de los redes de comunicaciones (canales, carreteras). En este capítulo de la serie nos ocuparemos de esta parcela de la realidad, que tan importantes repercusiones ha tenido sobre la vida cotidiana de la gente.
No se sabe exactamente cuándo ni dónde fue domesticado el caballo. Entre los milenios IV y III aC. lo encontramos tanto en Europa septentrional y occidental, como en las estepas euroasiáticas y en Asia central. Es común afirmar que su domesticación tendría lugar en las grandes planicies euroasiáticas, hacia mediados del IV milenio aC., pero no existen evidencias claras que demuestren que el caballo fuese algo más que una fuente de alimento para la población. Ni su representación artística (por ejemplo, en el túmulo de Maikop) ni su asociación a los carros son pruebas concluyentes de su domesticación (los carros podrían haber sido tirados por bueyes, no por caballos). Sólo a mediados del II milenio, con el hallazgo de bridas, todas las evidencias apuntan a la domesticación de este noble animal (otras fuentes apuntan a mediados del III milenio).
Durante la Edad del Bronce, el caballo era usado fundamentalmente como bestia de carga: sólo excepcionalmente era montado (como demuestran representaciones egipcias o micénicas del II milenio aC.) Se suele pensar que fueron los asirios, a comienzos del I milenio aC., los primeros que crearon cuerpos de caballería en sus ejércitos. En China, el caballo aparece a mediados del II milenio aC. (durante la dinastía Shang). La caballería apareció en este último territorio asimismo hacia principios del I milenio aC.
En cuanto a los arreos del caballo: se estima que la brida apareció ya hacia el 2000 aC. La herradura es un invento de comienzos del I milenio aC. Las primeras sillas de montar provienen de Siberia, hacia el 600 aC. La espuela puede datar del 400 aC. El estribo nació también en Asia Central, y llegó a China hacia el siglo V dC. El arnés (que, al contrario que la collera, permitía al caballo respirar al transportar grandes cargas) fue inventado también por los chinos hacia el siglo IV aC. Llegó a Europa 1000 años después (con la invasión de los ávaros hacia el 565 dC.)
A la rueda se le reputa también una gran antigüedad. Su invención es relativamente reciente, y tardó mucho en alcanzar todos los rincones del Mundo Antiguo (ni en el Egipto de la época de las pirámides ni entre las gentes que construyeron Stonehenge se conocía su uso). Se dice que las primeras ruedas aparecen en Sumeria hacia el 3500 aC., construidas a base de placas de madera unidas entre sí (en Bulgaria las encontramos, asociadas a carros, hacia el 3.000 aC.) Las ruedas de radios vieron la luz mucho más tarde, con la mejora de las herramientas para construirlas. Los cojinetes de rodamientos (que permiten a la rueda girar libremente) aparecen en Europa (en concreto, en Dinamarca) hacia el 100 aC. El eje autoengrasante nace en 1787, y la suspensión a base de ballestas es un inventó del inglés Obadiah Elliot, de 1805.
Antes de acabar este apartado, quisiéramos hacer notar un hecho curioso: al contrario de lo que se cree, los amerindios sí que conocían la rueda: ésta la encontramos en varios juguetes móviles de niños (representando a ciervos, jaguares o caimanes), hallados en Veracruz (México), y datados hacia el primer siglo dC. Nótese asimismo que en Mesoamérica era común el despliegue de carreteras pavimentadas. Así pues, ¿por qué no se hizo un uso práctico de la rueda? Simplemente, porque en el llamado Nuevo Mundo no existían animales de tiro comparables al buey o los équidos del Viejo Mundo.
No obstante, tal vez esta explicación no sea del todo suficiente. Por dos motivos: primero, porque la rueda no es útil sólo como medio de transporte, sino también como herramienta en manos del alfarero (rueda de alfarero); y segundo, porque a principios de nuestra era los chinos inventaron la carretilla, es decir, el carro transportado a mano por un "coolí", de reconocido uso en la construcción o en el transporte de alimentos.
En el capítulo dedicado a la ingeniería tuvimos ocasión de hablar de la carretera. Sólo diré que tanto ésta como el canal tienen origen en la Antigüedad. El canal tiene precedentes en Egipto y en China. En Egipto, en tiempos del rey persa Darío I (hacia el 500 aC.), se construyó un canal que unía el río Nilo con el mar Rojo. En China el llamado Gran Canal, que une los ríos Amarillo y Yangtsé (una distancia de 1609 km.), fue iniciado en el siglo VI aC.. Para realizarlo se requirió el trabajo de 5.000.000 de trabajadores durante un período de seis siglos.
Es muy posible que el hombre aprendiera a navegar mucho antes que a montar a caballo. En Tybring Vig (Dinamarca) se han encontrado dos embarcaciones mesolíticas de pesca acompañadas de remos decorados. Las primeras canoas (llamadas en inglés "dug-out", pues no son más que troncos vaciados y tallados) datan del 8000 aC., Los llamados "coracles" atlánticos, construidos con cuero, tienen unos 8.000 años de antigüedad.
En Noruega se han encontrado restos de delfines y ballenas en poblados costeros de la época neolítica. Como demuestran los petroglifos escandinavos (como el de Aby, en Suecia) estos grandes animales marinos deben haber sido capturados empleando barcos o botes. Las primeras redes de pesca aparecieron hace casi 9.000 años, y estaban construidas anudando entre sí tiras de papiro o de juncos. El anzuelo se inventó hace unos 5.000 años.
Los egipcios empleaban fundamentalmente dos tipos de embarcaciones: construidas a base de papiro o junco (éstas, fundamentalmente de carga), o bien de madera. El primer barco de madera que se conoce fue hallado en las proximidades de la gran pirámide de Gizeh, y está datado hacia el 2600 aC.
Las primeras velas, desde aproximadamente el 4.000 aC., eran cuadradas, lo que permitía navegar únicamente a favor del viento; la introducción de la vela latina triangular (hacia el 200 aC.) permitió la navegación contra el viento. Los remos, como hemos visto, se utilizaban desde la más remota antigüedad para impulsar los botes (y especialmente las galeras empleadas en el Mediterráneo). Sin embargo, los egipcios también empleaban un largo remo en la popa del barco para dirigir el rumbo de la nave. El timón de codaste fue inventado en China hacia principios de nuestra era, y llegó a Europa 1.000 años después. El ancla fue inventada por los griegos (no está claro cuándo). Y por último, la brújula, una ayuda indispensable para la navegación, es -como es bien sabido- otro de los legados de los prolíficos chinos. Las primeras brújulas (de magnetita) pueden tener una antigüedad de más de 4.000 años. Sin embargo, la moderna brújula fue inventada por los chinos hacia el 1090, y, curiosamente, apuntaba hacia el Sur.
Ahora nos trasladaremos desde la superficie del mar a las profundidades marinas, y nos ocuparemos de varios útiles inventos que nos permiten respirar en el fondo del mar. El primer submarino fue "botado" en Londres en 1624, en tiempos del rey inglés Jacobo I. Fue construido por el científico holandés Cornelius Drebbel, y consistía en un ingenio de madera que se movía por la acción de doce remeros. Como es lógico, su tiempo de inmersión venía dado por el oxígeno existente dentro de esa "ratonera submarina". El primer submarino que merece tan nombre es obra de Robert Fulton, que diseñó un ingenio de estas características para el emperador francés Napoleón Bonaparte: el Nautilus. Como es bien sabido, en tiempos posteriores este barco daría nombre al célebre submarino de la novela "20.000 leguas de viaje submarino", de Julio Verne. En 1891 es inventado el periscopio por los franceses Jean Rey y Jules Carpentier: con él los tripulantes de los submarinos pueden ver en la superficie sin ser vistos.
En 1788 fue inventado el traje de buzo, muy útil para la explotación del coral. La cámara de descompresión es obra del inglés Robert Davis (1928). La botella de aire comprimido con máscara fue perfeccionada por el navegante francés Jacques Cousteau en 1943: éste llamó a su invento "aqualung", extraña combinación de latín e inglés. El batiscafo fue diseñado por el suizo Auguste Piccard en 1948. En 1960 un ingenio de este tipo, tripulado por su hijo Jacques, llegó a una profundidad de 10.916 metros en la fosa de las Marianas.
El siglo XIX es llamado "el siglo del ferrocarril". Este medio del transporte revolucionó las formas de vida, y supuso un paso de gigante desde el mundo preindustrial a la llamada "Revolución Industrial", uno de cuyos pilares era precisamente la industria siderúrgica, tan ligada a la expansión del "caballo de hierro": el tren.
La evolución de la "caldera de vapor", desde sus primeros precedentes en el período alejandrino (Herón de Alejandría, siglo I dC.) hasta su perfeccionamiento por Thomas Newcomen y James Watt durante el siglo XVIII, está en la base del desarrollo del ferrocarril. Éste no es más que una caldera de vapor con ruedas que circula sobre rieles. Así fue entendido por el inglés George Stephenson, que en 1825 diseñó la primera locomotora plenamente funcional (la máquina de Richard Trevithick, de 1804, era tan pesada que al cabo de unos días rompió los raíles; posteriormente fue reconvertida en una bomba de extracción de agua). La locomotora de Stephenson, llamada por él "Locomotion", trasladó pasajeros y carga a lo largo de una vía que unía Stockon y Darlington, separados entre sí 16 kilómetros. En 1829 su hijo Robert construyó la "Rocket", que unía las ciudades de Liverpool y de Manchester.
Los primeros raíles fueron construidos a base de hierro fundido. Pero éstos se rompían frecuentemente a causa de la fatiga producida por la presión de las locomotoras. Posteriormente fueron sustituidos por las vías de hierro forjado, y más modernamente, en 1857, por los raíles de acero. La primera locomotora diésel fue construida en Suiza en 1912. La primera locomotora diésel-eléctrica fue experimentada en 1913 en Suecia, y entró en funcionamiento en 1924 en Estados Unidos. El primer tren de gran velocidad es el "tren-bala" japonés, que empezó a funcionar entre Tokyo y Osaka en 1964. Pero sus 209 km/h de velocidad punta no podían competir con el TGV francés, que en mayo de 1990 alcanzó los 515 km/h. Los trenes magnéticos, o de levitación (llamados "maglev"), iniciaron su andadura comercial en Birmingham en 1984, al unir esta ciudad con su aeropuerto.
La bicicleta puede tener unos orígenes muy remotos: no en vano, en un obelisco de Luxor (que hoy se alza en París) vemos a un señor montado sobre una barra horizontal sostenida por dos ruedas: ¿una bicicleta? Este artilugio no difería en mucho del aparato que en 1645 inventó el francés Jean Théson. Como su apellido indica, había que tener mucho "tesón" para desplazarse con él, porque era movido con los pies. Otro precedente de la bicicleta es el "velocípedo", diseñado en 1779 por los franceses M. Blanchard y M. Masurier. Por lo visto, no era más que un triciclo movido mediante un manubrio que giraba a modo de molinillo. En 1818 el barón Karl von Drais inventó otro "velocípedo", más conocido como "draisiana", esta vez movido con los pies. La primera bicicleta propiamente dicha (es decir, con correa de transmisión) fue fabricada por James Slater en 1864. La cadena fue inventada en 1869. En 1870 le fueron incorporadas a las ruedas sus característicos radios de alambre.
Pero esta última bicicleta tenía un gran inconveniente: su primera rueda medía 1,5 metros de diámetro, y la rueda de atrás era diminuta; su conducción, como es de imaginar, era extremadamente difícil. La bicicleta "segura" de John Starley (1885) es el precedente más próximo a la moderna bicicleta, con dos ruedas iguales, y una cadena que movía la rueda de atrás, impulsada a su vez por unos pedales. Los neumáticos de caucho, incorporados en 1888, y la invención del cambio de marchas (para pasar la cadena de un piñón a otro), en 1896, son las últimas grandes innovaciones en su diseño.
Con la invención del automóvil no nos despegamos de la tierra, pero reducimos considerablemente nuestro esfuerzo. El primer automóvil de petróleo vendido al público fue fabricado por el alemán Karl Benz (1885). El motor estaba en la parte trasera del coche e impulsaba las ruedas traseras. Este coche era ciertamente artesanal: en diez años Benz vendió únicamente 130 ejemplares, a uno por mes. No es extraño, porque su velocidad punta era 15 km/h; en plena época dorada del ferrocarril: no precisamente vertiginosa. El coche francés de Panhard y Levassor, de 1895, incorporaba un motor delantero, pero su velocidad no mejoró sustancialmente: 24 km/h. Ese mismo año los hermanos Michelin inventan el neumático de caucho removible. En 1898 Louis Renault inventa la caja de cambios. En 1906 el francés Alexandre Darracq inventa el freno de disco.
El coche empezó a ser un producto de consumo con el célebre "modelo T" de Henry Ford: éste abarató su costo con la creación de su célebre "cadena de montaje", en 1913. En 1920 el modelo T había vendido un millón de ejemplares desde su introducción en 1909. A la invención del coche vino ligada otra serie de innovaciones: en 1914 se instalaron en Cleveland (USA) los primeros semáforos (con luz roja y verde; la luz ámbar fue añadida en Nueva York cuatro años más tarde); el primer código de circulación entró en vigor en París en 1899.
Para los "amantes del terruño" hay otros medios de locomoción que pueden ajustarse a sus necesidades. La primera motocicleta, una bicicleta a la que se había añadido un motor, fue creada por los hermanos Werner en 1895. Los patines fueron inventados en 1880 por J. Walters; pero a diferencia de los actuales, tenían tres ruedas. El tanque entró en combate durante la I Guerra Mundial, en 1916. El primer tractor de petróleo fue inventado por el norteamericano Benjamin Holt en 1906 (el primer tractor con neumáticos de caucho data de 1929). La primera línea de metro (con trenes a vapor) fue abierta en Londres en 1863; la electrificación del "ferrocarril subterráneo" data del 1890. El primer autobús de petróleo entró en funcionamiento en Londres en 1899; pero dado su gran número de averías, no fue hasta 1910 cuando el autobús se convirtió en un medio de transporte fiable y cómodo. Y, cómo no, no nos olvidaremos del vehículo de los más pequeños: el cochecito de niño vio la luz en Inglaterra en 1733. El primer cochecito que permitía al niño estar tanto sentado como estirado apareció en 1876.
El ser humano ha sentido desde antiguo una inveterada inclinación por imitar a los pájaros, y conquistar los cielos. Como apuntamos en el capítulo dedicado al tiempo libre, existen modelos a escala antiquísimos de "máquinas de volar". En 1969 fue descubierto, enterrado en el depósito del Museo del Cairo, lo que parece un modelo egipcio de aeroplano (datado hacia el 200 aC.), extremadamente ligero y perfectamente capaz de volar. Lo que es más curioso es que incorpora principios de aerodinámica que, en el mundo moderno, fueron descubiertos tras decenios de paciente experimentación. Que se trata de un aeroplano, y no de un pájaro estilizado, lo demuestra no sólo su diseño sino que con el más mínimo impulso inicia un vuelo majestuoso. Es más, una muesca en la cola hace pensar que dicho ingenio venía acompañado de un mecanismo de propulsión (¿al modo de un lanzador?)
Éste no es el único ejemplo de supuesto aeromodelismo primitivo. La cultura preincaica de Sinu, hacia los siglos VI y VII dC., elaboró figuritas a modo de broche, algunas de las cuales tienen indiscutiblemente forma de avión. Otros registros griegos (Arquitas, siglo V aC.), chinos (leyenda del emperadador Shun), babilónicos (Sifr'ala de Caldea) e indios (Mahabharata, Samara Sutradhara) se refieren a máquinas voladoras con forma de avión o de helicóptero con diversos mecanismos de propulsión. Algunos estudiosos se han tomado estas referencias muy en serio. A partir de lo dicho, el mito de Ícaro podría ser algo más que un mito.
Durante la Edad Moderna, la ambición de volar ha continuado siendo una constante entre los sabios y los científicos. Así tenemos la máquina de volar diseñada por Leonardo da Vinci (llamada por él "ornitóptero"), ideada para transportar a seres humanos mediante el moviento de unas unas alas que pretendían imitar el movimiento de los pájaros. Como es fácil de imaginar, este intento se saldó con un sonoro (y doloroso) fracaso para quien tuvo la osadía de volar en este aparato. Marco Polo hablaba de las cometas tripuladas por convictos y criminales de la China de su tiempo (¿un antecedente de los modernos "alas delta"?). Su invención se le atribuye al emperador Wen Hsuan Ti (hacia el 559 dC.)
Los exploradores norteamericanos Julian Nott y Jim Woodman postulan la teoría de que las enormes figuras de Nazca (realizadas presumiblemente entre el 500 aC. y el 500 dC.) fueron diseñadas para ser vistas desde el cielo, y para demostrarlo construyeron un enorme globo con materiales disponibles entre los nazcanos de la época. Significativamente, dicho globo voló.
Pero de lo que no cabe ninguna duda es que el primer aparato volador del que existe constancia es el globo de aire caliente construido por los hermanos Montgolfier: en 1783 un aparato no tripulado voló durante 2,5 km. antes de estrellarse e incendiarse. En su segundo experimento (esta vez con una tripulación de una oveja, un gallo y un pato) el aterrizaje fue menos azaroso, y el ingenio sobrevivió intacto el viaje. El primer vuelo tripulado por hombres (el científico Pilâtre de Rozier, y el aristócrata Marquis d'Arlandes) se desplazó 8 km. sobre los cielos de París y tras un vuelo de 25 minutos aterrizó con seguridad. Dos años más tarde Jean Pierre Blanchard y John Jeffries efectuaron el primer cruze en globo del canal de la Mancha. El francés André Jacques Garnerin, en 1797, hizo el primer salto en paracaídas.
El dirigible emplea el principio que sostiene al globo en el aire, pero a diferencia del primero -como su nombre indica- es un aparato de motor dirigido con hélices. Su inventor, el conde alemán Ferdinand von Zeppelin, voló en uno de ellos por primera vez sobre el lago Constanza en 1900. En 1909 creó la primera línea comercial aérea, entre cinco ciudades de Alemania. Pero la destrucción del Hindenburg en 1937 puso fin a la expansión de este medio de transporte.
El primer vuelo tripulado de aeroplano a motor (en realidad, un biplano), desarrollado con un razonable éxito, se lo debemos, como es bien sabido, a los hermanos Wright, que en 1903 (en Kitty Hawk, North Carolina, USA) consiguieron sostenerse en el aire, en su "Flyer", durante algo menos de un minuto, recorriendo una distancia de 260 metros antes de que una ráfaga de viento diera con ellos en tierra. Un año más tarde ambos hermanos consiguieron realizar un vuelo circular. En 1909 el francés Louis Blériot voló con un monoplano sobre el Canal de la Mancha. Este vuelo experimental duró 37 minutos.
El primer jet (es decir, el avión impulsado por una turbina de gas) es el Heinker He 178, avión alemán que fue exhibido en 1939. Este nuevo tipo de motor permitió incrementar sustancialmente la velocidad del aparato. El primer vuelo supersónico (es decir, a una velocidad superior a la del sonido) tuvo lugar en 1947, y fue llevado a cabo por el Bell X-I de la Fuerza Aérea Norteamericana.
Como es lógico, el transporte aéreo requiere de una serie de avances por lo que se refiere a la detección remota y a la localización. El radar (acrónimo de "Radio Detection and Ranging") fue inventado en 1940 por los ingleses, con el fin de conocer con anticipación la llegada de bombarderos alemanes. El radar permite a los pilotos "ver" los obstáculos a su alrededor cuando es de noche o cuando no hay buena visibilidad. El moderno sistema de localización conocido como GPS (Global Position System) permite saber en cada momento en qué punto del espacio se encuentra un avión (o un barco, o incluso un excursionista).
El helicóptero tiene un precedente en el "autogiro" del español Juan de la Cierva. Éste hizo su primer vuelo en 1923, y en 1928 (con uno de ellos) sobrevoló el Canal de la Mancha. Sin embargo, el interés por su invento desapareció cuando el inventor sufrió un accidente fatal en las proximidades de Londres, con uno de sus ingenios, en 1936. Fue precisamente este año cuando el alemán Heinrich Foche hizo volar su prototipo Fa-61. El moderno helicóptero deriva, sin embargo, del trabajo del ruso-norteamericano Igor Sikorsky, quien en 1939 hizo volar su VS-300.
La última gran frontera del hombre, en su pugna por conquistar los cielos, fue la exploración del espacio. A este respecto, el primer satélite es el "Sputnik", que el 4 de Octubre de 1957 orbitó la Tierra por primera vez. Los norteamericanos, con su proyecto Saturno, pusieron al primer hombre en la Luna en 1969, y con su nave Columbia, pusieron en el espacio, en 1981, la primera lanzadera volante reaprovechable (es decir, que puede retornar a la Tierra tras realizar su misión en una órbita cercana del planeta).