Non è Ise, Antipodes. El verdadero signficado de La Gioconda
Ayer me llamó un amigo para hacerme una curiosa pregunta: ¿Es cierto que la Gioconda de París (y la de Madrid) tiene un velo? Yo le respondí: sí, el “velo de Isis”, aquél hay que descorrer para “desvelar” su secreto (no en vano la Gioconda se lo ha levantado para que podamos distinguir su rostro).
Le aclaré que, desde mi punto de vista, la Gioconda adquiere el papel que, en la Tradición, tienen las vírgenes sedentes del arte románico; y aún más allá, las Isis egipcias, de las que aquellas derivan. Y asimismo se ajusta al arquetipo de la carta número dos del Tarot: aquella conocida como La Papisa. De todo ello hablo en mi libro Los mensajes ocultos de Leonardo da Vinci.
Gioconda de París
Virgen de Montserrat
Una Isis sedente de origen egipcio
La “Papisa” en las cartas del Tarot. Nótese que señala un libro abierto. En el Tarot Visconti Sforza (de hacia 1432) vemos a la Papisa ocupar el segundo lugar, como sigue sucediendo en el llamado Tarot de Marsella
Pero dándole vueltas a este asunto, recordé aquella oscura nota de Jean Paul Richter, en la que se destaca una anotación de alguna persona que no es Leonardo (luego veremos que se trata de su discípulo Francesco de Melzi).
Dicha nota (número 1.565) acompaña a un texto (número 1.078 en los cuadernos de notas de J.P. Richter) en el que se habla de los canales proyectados por Leonardo cerca del río Loira, cuando residía en Amboise (Francia) durante los dos últimos años de su vida. Sin embargo, esta nota no está completa, pues le falta su parte izquierda, que altera el significado. En el libro de Richter encontramos literalmente:
Libro XVI C. 6 de Civitate Dei, Ise Antipodes
Transcripción incompleta de la nota. Obsérvese un cuadrado, que podría aludir al “cuadro” de la Gioconda
Más tarde comprobé que la transcripción completa es como sigue:
Libro XVI C. 6 de Civitate Dei, no- e []se Antipodes
La diferencia entre ambos textos es evidente. Por algún motivo, la reproducción del libro de J.P. Richter no incluye la parte izquierda de la anotación, por lo que leemos “Ise” en lugar de “no- e[]se”. Tal vez se trate de un error de imprenta.
Centrémonos ahora en la expresión “no- e []se”. La raya que acompaña a “no-” es una convención caligráfica, consistente en la supresión de la “n” final. Así, se refiere a “non” (no). Por lo que respecta a “ e []se”, aquí la discusión es más ardua.
En primer lugar tengo que decir que la caligrafía de la nota pertenece a Francesco de Melzi, no a su maestro (Leonardo). La ilustración -abajo- lo deja claro:
Transcripción completa. La nota fue escrita por un discípulo de Leonardo: Francesco de Melzi. Nótese la coincidencia de la escritura de Melzi en determinadas letras; especialmente en las “p” y en la unión de la doble “s”
¿Qué pretendía decir con la expresión “ e []se”? La interpretación habitual es “esse”; sin embargo, nótese la incorrección sintáctica en la utilización de dicha palabra latina (literalmente, el uso del infinitivo “no ser-haber Antípodas”). Desde mi punto de vista -y creo que no me equivoco- la primera letra en “e []se” es una “è” (e acentuada), tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo italiano “essere” (ser), que se une -con lo que parece ser un acento- con la I mayúscula de Ise. Así tendríamos “non è Ise, Antipodes”. Descarto la opción “esse”, además de por la incorrección sintáctica, porque -como hemos visto más arriba- Melzi unía las dos S (SS) con un trazo, cosa que aquí no ocurre (la unión entre la “e” y la “I” de Ise sería -desde mi punto de vista- consecuencia del acento de la “e”).
¿Y qué quería expresar Francesco de Melzi con todo ello? Que en algún momento tuvo una discusión con su maestro en relación al sentido del texto que reseño arriba (capítulo 6, libro XVI, de la Ciudad de Dios). Esta obra (la Ciudad de Dios de San Agustín) aparece citada en el catálogo de libros de Leonardo (folios 2v y 3v del Códice Madrid II). Nótese que en la Gioconda alguien (ya sea Leonardo o el mismo Francesco de Melzi) coloca dos letras (S y A) en el margen derecho, haciendo alusión, de forma críptica, a San Agustín (eso es lo que indica las iniciales S y A). Pero es que asimismo ese “alguien” coloca un 72 debajo del puente, que como he expresado reiteradamente, es idéntico al de Monistrol de Montserrat (en tiempos de Leonardo tenía más de un siglo de antigüedad).
El número 72 y las iniciales S A en el margen derecho de la Gioconda de París
¿Y qué dice literalmente el capítulo 6 del libro XVI de la Ciudad de Dios de San Agustín?. Esto: “De aquellos tres hombres, pues, hijos de Noé [Sem, Cam, Jafet], comenzaron a existir a través de las tierras setenta y tres, o mejor, como debe calcularse, setenta y dos pueblos con tantas otras lenguas, que al ir creciendo han llenado incluso las islas”.
Obsérvese la parte subrrayada. Aquí se habla literalmente de “setenta y dos pueblos” que poblaron el mundo. De este modo tenemos la explicación del 72 colocado debajo del puente de la Gioconda. Pero más allá, en el capítulo 9 del libro XVI de la Ciudad de Dios San Agustín escribe: “En cuanto a la existencia de los antípodas; es decir, de hombres que marcan sus huellas contrarias a nuestros pies por la parte opuesta de la Tierra, donde sale el sol cuando se nos oculta a nosotros, no hay razón alguna que nos fuerce a creerlo”. Aquí, como vemos, tenemos la explicación de la nota “non è Ise, Antipodes”.
En definitiva, si Francesco de Melzi escribió la ciutada nota -como así creo-, pretendía poner punto y final a una discusión que posiblemente tuvo con su maestro Leonardo, el posible autor de los criptogramas 72 (los 72 pueblos que repoblaron la Tierra tras el Diluvio) y S A (San Agustín), en la Gioconda de París. Esta discusión podría haber sucedido así: Leonardo le diría -tal vez de memoria- que el sentido de estos criptogramas (72 y S A) cabe hallarlo en la Ciudad de Dios de San Agustín (como así sucede). En concreto diría que el 72 expresa el carácter universal del mensaje del cuadro, que él resume en la expresión “Ise” (Isis), la Gran Madre con el velo, personificación de la Isis egipcia, que según San Agustín está en una posición de preeminencia sobre Osiris, el dios consorte.
Sin embargo, Francesco de Melzi, que habría consultado La Ciudad de Dios, que Leonardo tenía en su poder, habría comprobado que en el capítulo 6 (y 9) del libro XVI se habla, efectivamente, de los 72 pueblos que poblaron el mundo, pero no de Isis (y sí en cambio de las Antípodas). De ahí “non è Ise, Antipodes”.
San Agustín menciona -reiteradamente- a Isis en el libro XVIII de La Ciudad de Dios. De ella dice (capítulo 3): “Lo mismo se dice de Ío, hija de Ínaco, que luego fue llamada Isis, a quien se dio culto como la gran diosa de Egipto...” Y añade (capítulo 37): “¿Qué sabiduría pudo existir en Egipto antes de que les enseñara las letras Isis, a quien tuvieron a bien honrar como la gran diosa después de su muerte?”
En definitiva, Leonardo emplea La Gioconda como un “mensaje” (de ahí el símbolo del puente, que significa “aquello que une”) de carácter “universal” (expresado por el número 72, el cual alude a todos los pueblos del mundo). Este testimonio, dirigido al mundo entero, pretende inmortalizar la idea de que la diosa es la dueña de los secretos (de ahí su velo), y al mismo tiempo la madre de todos nosotros. Es bien sabido que Leonardo dedicó buena parte de su vida a desentrañar los misterios de la Naturaleza (no en vano “materia” deriva de “madre”, la “diosa madre” de los antiguos).
Quizás en determinado momento, en Francia, poco antes de su muerte, Leonardo y Francesco de Melzi tuvieron una discusión en referencia al significado de su famoso cuadro, en el que como hemos visto el maestro habría escondido una serie de criptogramas (el velo, el número 72, las iniciales S y A -aludiendo a San Agustín-, etc.), que dan pistas de su sentido oculto. Tal vez Leonardo recordara bien el sentido del número 72, extraído de la Ciudad de Dios de San Agustín, pero no el pasaje exacto del cual lo extrajo. El capítulo 6 del libro XVI alude a los 72 pueblos que repoblaron al mundo, sí, pero no a Isis, que San Agustín menciona en el libro XVIII. De ahí la alusión a la palabra “Antípodas”: “non è Ise, Antipodes” (es decir, en el capítulo 6 del libro XVI de La Ciudad de Dios de San Agustín no se habla de Isis, sino de las Antípodas, y de los 72 pueblos que repoblaron el mundo tras el Diluvio).
En definitiva, la nota de Francesco de Melzi, superpuesta sobre los cuadernos de Leonardo, durante su estancia en Francia (poco antes de su muerte), parece dar pistas sobre el verdadero significado de La Gioconda:
- La Gioconda es un mensaje dirigido al mundo. De ahí el número 72. La existencia de dicho mensaje viene avalada por otro criptograma, en el que aparece claramente escrita la palabra CHE: “¿QUÉ (significa)?”.
Véase la palabra CHE (¿QUÉ?) en la Gioconda de París
- Dicho mensaje alude al papel de la Diosa Madre, la Gran Madre universal, que aquí aparece embarazada (porque es una madre “fecunda”).
- Esta Diosa Madre viste de oscuro, color de la tierra fértil, como la “Moreneta” que le habría servido de inspiración.
Leonardo se habría inspirado en la Virgen de Montserrat (la Moreneta) para pintar La Gioconda. Nótese la similitud de su expresión
- En otros criptogramas, Leonardo comunica -tal vez- el lugar donde habría situado el escenario del cuadro. La C (no L) y la S de sus ojos podría aludir a (C)atalogna y a (S)pagna. El estudioso italiano Silvano Vinceti, que encontró estos criptogramas (así como el número 72) opina que la L (no C) y la S harían referencia a Leonardo y a Salai. Lo veo improbable, porque en la córnea del ojo derecho Leonardo coloca sus iniciales (LV), por lo que habríamos que descartar que la supuesta L (que es en realidad una C) haga referencia a su propio nombre.
Leonardo escribe una C y una S en los ojos de la Gioconda
Iniciales (LV) de Leonardo en La Giocona
ANEXO: Los 72 pueblos que poblaron el mundo, según San Agustín (en alusión al libro X del Génesis):
DESCENDIENTES DE NOÉ: Sem, Cam, Jafet (no contamos sus nombres; sólo los de sus hijos).
DESCENDIENTES DE JAFET (14): Gomer, Asquenaz, Rifat, Togorma, Magog, Madai, Javán, Elisa, Tarsis, Quitim, Rodanim, Tubal, Mosoc, Tiras.
DESCENDIENTES DE CAM (31): Cus, Seba, Evila, Sabta, Rama, Seba, Dadán, Sebteca, Misraim, Ludin, Ananim, Leabim, Naftujim, Petrusim, Caslujim, Caftorim, Pilistim, Put, Canán, Sidón, Jet, Jeveo, Araqueo, Sineo, Arvadeo, Semareo, Jamateo, Jebuseo, Amorreo, Guergueseo, Nemrod.
DESCENDIENTES DE SEM SEM (27): Elam, Asur, Arfaxad, Salaj, Heber, Paleg, Joctán, Almadad, Salar, Jasarmanet, Jaraj, Adoram, Uzal, Diclá, Obad, Abimael, Seba, Ofir, Evila, Jobab, Lud, Aram, Uz, Jul, Gueter, Mas, Cainán.