Brujería y tradición: El "bosque mágico" de Savassona
En mi anterior artículo ¿Existen las brujas? hice un repaso exhaustivo de este sugestivo tema, aplicando el planteamiento del capítulo “Brujas y Agotes, los últimos rescoldos” de mi libro Temas de Historia Oculta II (Las doctrinas prohibidas). Animo al lector a que lea siquiera mi artículo ¿Existen las brujas?, en el apartado Temas de Historia Oculta. En éste hago además un reportaje sobre un bosque considerado “mágico”, no sólo por excursionistas, sino también por los interesados en lo esotérico y en lo oculto. Me estoy refiriendo al bosque de Òrrius, cerca de La Roca del Vallès, en el macizo del Montnegre, a 30 km. de Barcelona. Porque es realmente eso, “mágico”. Lo es por la belleza de sus paisajes, así como por sus formaciones rocosas, alteradas por el hombre con un sentido cultural y simbólico.
En este artículo pretendo mostrar al lector otro bosque mágico, el de Savassona, al cual se puede acceder a través de la pequeña población de Tavèrnoles, a 8 km. de Vic. Como en el caso del bosque de Òrrius, se puede seguir la ruta, con el nombre “bosc màgic de Savassona”, de la aplicación Wikiloc.
Algo tendrán en común ambos bosques (los de Òrrius y Savassona) cuando en los dos podemos encontrar, en las cercanías de su núcleo más “mágico”, una seta tallada, la cual aludiría, tal vez, a sus efectos alucinógenos, o quizás a que está asociada a la rica población mítica de estas áreas boscosas: duendes (follets), dríadas, hadas, y –cómo no-, también brujas.
Una seta tallada en madera. Éste es un detalle que también encontramos en el bosque “mágico” de Òrrius.
De las brujas hablé en el artículo ¿Existen las brujas?. Es por ello que seguidamente me limitaré a mostrar con todo lujo de detalles las peculiaridades de este espectacular espacio natural y arqueológico, que –desde mi humilde punto de vista- podría competir en monumentalidad con no pocos conjuntos megalíticos de la Bretaña francesa, con la cual se parece en muchos aspectos. Especialmente, en el referido al culto a las piedras, una práctica aún viva a día de hoy.
En la Bretaña francesa se realiza, al igual que en Savassona o en Òrrius (Barcelona), un acendrado –y antiquísimo- culto a las piedras.
Roca con una moderna placa, que demuestra que el culto a las piedras es un hecho aún vigente.
Aún hoy día el pueblo realiza inscripciones en las grandes piedras. Aquí una luna (arriba) y un sol (abajo).
El bosque “mágico” de Savassona
Éste se ubica en una enorme masa boscosa, que rodeando a la plana de Vic llega hasta casi la Costa Brava, por el Este, y al Vallès por el Sur. En concreto, su vegetación y su paisaje es característico del área de las Guilleries, en cuya reserva natural se halla.
El bosque de Savassona es “mágico” también por la belleza de su paisaje.
Desde mi punto de vista, después de conocer a fondo los centros megalíticos del Reino Unido, Irlanda y Bretaña, considero que el conjunto arqueológico de Savassona destaca por su espectacularidad, que choca con la ignorancia que sobre él se tiene fuera de Cataluña. Aquí se encuentran restos arqueológicos del Neolítico, de la Edad del Bronce, de la época Ibérica y de la Edad Media. Pero lo que es notable es que la tradición ha perdurado a día de hoy en el recuerdo y las reminiscencias de ese remoto pasado, con el fenómeno de la “brujería” como hecho más relevante en esta “preservación de la tradición”, la cual adquiere un aspecto simbólico, ritual, y también etnobotánico (uso de las plantas medicinales, sanación, etc.)
Algunos de los aspectos más peculiares de este culto es la abundancia, en Savassona, de petroglifos, cazoletas (que aluden a fenómenos astronómicos), balsas o depósitos de aguas lustrales, necrópolis, etc. Por no hablar de tradiciones sobre “sacrificios humanos”, realizados antiguamente, al igual que en otras partes de Europa (especialmente en la Europa Atlántica).
Algunas rocas tienen petroglifos con formas conocidas y otras bien extrañas, como cruces o figuras un tanto barrocas.
Petroglifos excavados en la roca. Nótese (Arriba derecha) que en algunas rocas el líquen (seco y de color blanco) ha ayudado a mantener el trazado de antiguos y raros grabados.
Algunos de estos petroglifos se componen de “cazoletas”, pequeños agujeros circulares que posiblemente aluden a estrellas dentro de formaciones astronómicas.
Una de estas formaciones estelares, muy repetida, es el “cinturón de Orión”, en la constelación con el mismo nombre.
El triángulo con tres cazoletas, una en cada uno de sus vértices, podría ser un antecedente de los tres puntos masónicos. Los masones son llamados “Caballeros tres puntos”.
Una roca ciertamente espectacular es la llamada “piedra de los sacrificios”. Todo en ella aparenta ser obra del trabajo humano, pues es extremadamente regular y lisa.
Algunas rocas con inscripciones o con cazoletas parecen haber sido “calzadas”, como ésta. Nótese cómo debajo de ella hay otras rocas más pequeñas que la aguantan.
En esta zona arqueológica, y en cierta forma monumental, podemos observar algunos elementos que son obra del trabajo humano, tales como recintos rituales o sagrados, o –como hemos visto más arriba- balsas de aguas lustrales (bendecidas por la Luna). Estas últimas tienen a veces un tamaño considerable, forma circular, y están excavadas en grandes masas pétreas al borde de precipicios; generalmente tienen una vista espectacular del macizo de les Guilleries.
Recinto sagrado marcado por unas rocas en formación semicircular.
Algunas balsas (o depósitos de agua), de tipo lustral. Nótese las vistas espectaculares al macizo de les Guilleries.
En esta área encontramos también balmes y cavidades, que tal vez sirvieran como refugio, zona ritual o como lugar de enterramiento.
Balmes y cavidades en el bosque de Savassona.
Algunas de las rocas tienen un simbolismo espectacular, que aluden a una tradición muy remota que se ha conservado hasta el día de hoy. Por ejemplo, en la llamada Roca del Hombre vemos una figura humana con el brazo flexionado hacia el tórax, gesto que se ha mantenido hasta el día de hoy en ciertos núcleos iniciáticos.
Roca del Hombre. El gesto del brazo izquierdo flexionado hacia el tórax (colocación de la mano en el pecho) es trasunto del mantenimiento de la tradición desde épocas antiquísimas.
En el artículo Leonardo da Vinci, el primer rosacruz, aludo a este gesto antiquísimo, que ya era empleado en el Antiguo Egipto, y aún sigue siendo característico de la moderna Masonería. He aquí unos fragmentos del citado artículo:
Véase este retrato de Colón (por supuesto, imaginario) pintado por Sebastiano del Piombo a comienzos del siglo XVI. Podemos observar que aquí el navegante es representado con la mano izquierda en el pecho, de forma similar a como la coloca San Juan Bautista en el cuadro de Leonardo. Y compárese esta pintura con el famoso Caballero de la mano en el pecho, pintado por El Greco algunos decenios después. La disposición de los dedos es la misma. Pero en este caso la mano cambia: es la derecha, y no la izquierda, la que está sobre su tórax. ¿Acaso el Greco habría formado parte, asimismo, de dicha “cadena de iniciados” en la que habrían participado, como hemos visto, Dante Alighieri, Leonardo, Lutero y Cristóbal Colón?
Una representación tardía del San Juan de Leonardo. Nótese cómo coloca la mano izquierda en el pecho.
Retrato de Cristóbal Colón, realizado por Sebastiano del Piombo. Tiene la mano izquierda en el pecho.
El Caballero de la mano en el pecho de El Greco. Tiene la mano derecha en el pecho.
El príncipe real Rahotep, y su mujer Nefrit (Meidum, IV dinastía; ahora en el museo de El Cairo). La posición de la mano derecha de Rahotep es llamada "a la orden del maestro", e indica que es un gran iniciado. Lo mismo ocurre con Nefrit, cuya mano derecha sale del manto, indicando que podría ser una gran sacerdotisa de Isis (Andre Pochan, El enigma de la gran pirámide).
Alguien me acusará, una vez más, de elucubrar. Es bien cierto que no poseo otras pruebas que no sean las estrictamente iconográficas. Éste es el único recurso del que dispongo para sostener mi hipótesis, por el lógico hermetismo de una sociedad secreta que, para empezar, ni siquiera existe. Los rosacruces, los más humildes entre los humildes, no tienen portavoces autorizados ni buzón de correos. Los miembros de esta fraternidad han pretendido, en la medida de sus posibilidades, iluminar al mundo a través de su obra, haciendo uso de los recursos limitados de los que disponían. Uno de ellos, de carácter simbólico, es el gesto. Estoy convencido de que éste puede decir mucho más de lo que aparenta a primera vista.
Como en toda área donde se han realizado cultos paganos, aquí también hay una ermita que en cierto modo “cristianiza el lugar”. Es el caso de la ermita de Sant Feliu de Savassona, que se yergue sobre un montículo rocoso por encima del área “pagana” de la que he hablado más arriba.
La ermita de Sant Feliu de Savassona “cristianiza” el área “pagana” de los alrededores.
Encontré esta cruz, inscrita en una bloque de piedra anexo a la ermita.
El bosque de Savassona no es sólo espectacular por sus vistas, por sus paisajes, y por su conjunto arqueológico. En él podemos hallar caminos excavados en la roca, paredes de piedra de tipo ciclópeo, o “mojones” para señalar el camino a los caminantes. Éstos marcan lugares de interés, que generalmente son poco conocidos incluso por los excursionistas más expertos.
Un camino excavado en la roca.
Un lienzo de pared “ciclópea” cerca de Tavèrnoles.
Mojones que señalan el camino a los excursionistas.
Cabe preguntarse finalmente si estos petroglifos, asociados al trabajo sobre piedras megalíticas (o ciclópeas), estarían ligados a una supuesta "Civilización madre", con más de 10.000 años de antigüedad, como afirman algunos investigadores. No me posicionaré en torno a este tema, pero sí quisiera mostrar dos fotos, extraídas del libro de Carmen Maymó titulado El templo abierto de Montserrat:
Un "triple recinto" grabado al lado de la parte superior de la Foradada de Montserrat, un triángulo casi perfecto que parece tallado en la roca.
Imagen de detalle del "triple recinto" grabado en la Foradada de Montserrat.
Nótese que este triple recinto (una espiral según Carmen Maymó) podría representar el símbolo Atlante, por otro lado muy extendido en los ámbitos megalíticos europeos (por ejemplo en Mogor, Galicia). Además, a lado y lado del triángulo de la Foradada, en la parte superior, hay unas junturas, como si se tratase de un monumento o de una imitación de monumento.
¿Acaso dicha supuesta "civilización madre" talló este enorme petroglifo, y asimismo horadó la piedra creando el triángulo conocido como la Foradada de Montserrat? Ésta es un pregunta que el lector habrá de responder por sí solo.
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