Polaris (La Rodilla), solución al enigma de los Orígenes

Pronto hará cuatro años (en mayo del 2016) que publiqué el artículo La rodilla de Hércules, fruto de una “intuición”, tras averiguar que en la cámara subterránea de Keops están grabadas, en el techo, varias “gammas” rectilíneas. Tras darle algunas vueltas, llegué a la conclusión de que dichas gammas hacían referencia a un hecho astronómico: lo que es conocido vulgarmente, en arqueoastronomía, como “Las rodillas de Hércules”, ubicadas en la constelación de Hércules. Se da la circunstancia de que hace 12.000 años el polo se situaba aquí, entre las “rodillas de Hércules”; y no en su talón, como yo creía equivocadamente en ese momento. No he corregido este detalle en mi artículo La rodilla de Hércules por preservar la integridad de la evolución de la citada investigación, que adoptó un cariz más prometedor con la colaboración hace tres años de Diego Méndez, y en concreto, con el uso de un potente instrumento de análisis: el programa Stellarium.

En definitiva, la investigación –merced al programa Stellarium- nos llevó a concluir (a Diego Méndez y a mí) que en torno al 9000 aC. la Rodilla de Hércules (que antes de los griegos no había recibido su nombre actual, pero que ya era conocida por culturas muy antiguas, como los sumerios) representaba el “polo”, que fue simbolizado por la esvástica, un símbolo que alude a la rotación alrededor de dicho polo entre las “rodillas de Hércules” (puesto que son dos).

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El Polo en el 9000 aC. se situaba entre las dos rodillas de Hércules. Fuente: "Ecos de la Atlántida". Copia con colores invertidos de una imagen del programa Stellarium.

El año 2018 plasmé el resultado de esta investigación en mi libro Ecos de la Atlántida, donde escribo literalmente lo siguiente:

Tanto los griegos como, más remotamente, los sumerios, representaban arrodillado al héroe principal de su panteón (Hércules y Gilgamesh, respectivamente). Se supone que ello es así porque, según el mito, en el undécimo trabajo de Hércules éste hubo de soportar el peso del Cielo durante un tiempo, a fin de que Atlas fuera a buscar las man­zanas de las Hespérides, en el jardín homónimo. La imagen de Hér­cules abrumado por el peso de la bóveda celeste pasó a convertirse en una estampa icónica, que ha perdurado en el tiempo, y que tiene su ex­presión en el «mapa del tiempo» de la bóveda celeste (véase más abajo). No somos pocos los que pensamos que dicha representación alude a la «caída del cielo» (al Diluvio, en definitiva) de la tradición oral y escrita.

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El “arrodillado” en tres tradiciones míticas: Grecia (Hércules), Sumeria (Gilgamesh) y Egipto (Shu). Nótese que Gilgamesh sostiene un león, y el Polo hace 11.000 años (en las “rodillas de Hércules”) coincide con la Era de Leo. Fuente: "Ecos de la Atlántida".

En definitiva, la gamma [véase más abajo] podría ser un indicador de un determi­nado momento en que la «rodilla de Hércules» ocupaba una posición central en el universo. El caso es que, como he tenido ocasión de com­probar gracias a la colaboración de mi amigo Diego Mendez, hace exactamente 11.000 años el polo celeste se encontraba justo en medio de las dos rodillas de Hércules (pues son dos; una con el pie en tierra y otra hincada en el suelo). Eso significa que estas dos gamma rotaban alrededor de un punto fijo inmóvil (el polo), generando la forma de una trinacria (sólo hay que añadir una tercera rodilla imaginaria para verla completa), símbolo antiquísimo presente en el escudo de al me­nos dos regiones europeas (Sicilia y la isla de Man), y que, desde mi punto de vista, representa el origen de la esvástica, uno de los iconos más complejos, y al mismo tiempo universales, del mundo.

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La “trinacria”, compuesta por tres piernas flexionadas, sería el antecedente de la esvástica. Izquierda, como símbolo de la Isla de Man; derecha, como símbolo de Sicilia. Fuente: "Ecos de la Atlántida".

La esvástica es, desde mi punto de vista, un símbolo del polo (el cual se hallaba vacío en ese momento; hace 11.000 años no había nin­guna estrella cercana que sirviera de referencia, como es el caso —hoy— con la estrella polar situada en la Osa Menor). El polo es descrito como el «molino de Hamlet» por parte de Giorgio de Santillana y de Hertha von Dechend en el libro homónimo. Creo que la esvástica se ajusta más a su simbolismo primordial, por ser éste un signo tan antiguo como los hechos que representa (la «caída del cielo», o el Diluvio), a la luz de las últimas dataciones de petroglifos y de restos arqueológicos antiquísimos a lo largo y ancho del mundo.Y la esvástica es descrita, asimismo, como un «taladro de fuego», es decir, como un eje que rota hasta echar chispas y aportar luz a los que están a oscuras. Esta imagen poética da idea del ca­rácter «civilizatorio» (cultural) del descubrimiento del fuego, y al mismo tiempo destaca el papel de la astronomía (la observación y el estudio de los cielos) en el desarrollo de la civilización. El rol de Prometeo es el del «héroe civilizador», que aporta la cultura y la ilustración a los ignorantes.

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La esvástica como Polo celeste (alrededor rota la constelación de Draco) en una cerámica de Samarra, con unos 8.000 años de antigüedad. Fuente: "Ecos de la Atlántida".

Pero sigamos. Desde mi punto de vista, las gamma esculpidas en la cámara subterránea de la pirámide de Keops podrían constituir un marcador astronómico que aludiría a una fecha concreta: al momento en que la rodilla de Hércules se encontraba en las proximidades del polo, en torno al 9000 a. C. 

En definitiva, la importancia de este hecho reside en que se ha conservado un símbolo (la esvástica) que alude a la “caída del cielo”, que tuvo lugar en el preciso momento en que las “rodillas de Hércules” marcaban el polo del Universo, alrededor del cual orbitan todos los astros.

Ello da idea de una Tradición, que desarrollo en la primera parte de mi libro Ecos de la Atlántida, y que dejó –tal vez- una huella visible en dos monumentos de la meseta de Giza: la Gran Pirámide (en concreto, en su cámara subterránea) y la Esfinge. Invito al lector a que acuda a esta obra para conocer los detalles de esta investigación.

El concepto “Tradición” es fundamental. Pues si el símbolo de la esvástica, y del “héroe solar arrodillado”, señalan un evento sucedido hace 11.000 años (el Diluvio, el fin de una era, y el comienzo de la era actual), sería muy importante encontrar una denominación que asociara el Polo (actualmente, la Estrella Polar, o Alfa Polaris) con la “rodilla de Hércules”; es decir, con la Tradición que dio pie al símbolo de la esvástica (es decir, del Polo en rotación), y con el recuerdo en el tiempo del Diluvio.

Es Diego Méndez quien, a raíz de su exhaustiva investigación, ha dado en el “clavo” (es decir, ha dado con la “clave”). Ayer me envió un correo, en plena noche, en el que me hacía saber la denominación que los árabes daban a la actual estrella Polaris; y ésta no es otra que “rodilla”:

The star sometimes appears as Alrucaba (from the Arabic al rukba meaning 'the knee') or Cynosura (from the Greek Κυνόσουρα meaning 'the tail of the dog') in older star atlases and catalogues. Copyright © 2018 by David Harper and L.M. Stockman All Rights Reserved https://www.obliquity.com/skyeye/88const/UMi.html.

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Urania's Mirror (1824).

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Detalle de la imagen anterior. Polaris recibe el nombre de Alrucaibati.


Alrucaba (de Al Rukba, la “rodilla”) en el programa Stellarium.

En el mapa de Emery Molyneux (1592) la estrella al final de la Osa Menor (la actual Polaris) es llamada Alrucaba.

Mapa estelar de Emery Molyneux (1592).

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Polaris se sitúa en la cola de la Osa Menor.

En definitiva, éste es un tema todavía sujeto a discusión (la denominación de las estrellas, y en concreto la etimología de algunas de ellas, es un asunto abierto a debate), pero si se confirma, quedaría meriadanamente demostrado que la Tradición Primordial ha subsistido hasta nuestros días, tal vez en manos de una élite que ha preservado el recuerdo de la Gran Catástrofe sucedida hace más de once milenios. A este respecto, Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend escribieron en El molino de Hamlet.

«El extraño holograma de la cosmología arcaica [el zodíaco] debe de haber existido como un plan preconcebido por alguien, trazado al menos en ciertas mentes, incluso en una época tan tardía como el pe­ríodo sumerio… Una mente así podía haber pertenecido a un archivero de documentos, pero no de la palabra viva, y menos aún del pensamien­to vivo. La mayor parte de ese plan jamás fue puesto por escrito». Pero desgraciadamente, dicho «plan» es hoy día ilegible, porque «las mentes que lo crearon y ordenaron han desaparecido para siempre».

A la vista de lo que hemos expuesto aquí, estos “registradores de la tradición en el mapa del Cielo” tal vez no hayan desaparecido del todo, y –al menos unos desconocidos astrónomos árabes- han preservado el recuerdo de la Gran Catástrofe en el nombre que dieron a la actual estrella polar (Alrucaba, o “la rodilla”), para que –al menos ciertas élites- no olvidemos lo precaria que es nuestra situación en el Planeta; y tal vez para que aprendamos a ser algo más humildes.

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