Las Tres Estrellas
Una vez más mi buen amigo David Vilasís me ha sorprendido con un hallazgo interesante.
Repasando la Biblioteca Digital Leonardiana ha encontrado esto:
Las tres estrellas de Leonardo
¿Y qué es esto? Se trata, simplemente, de un escudo: el de la Orden del Carmelo. El origen y el propósito de ésta no viene al caso. Sólo diré que las Tres Estrellas es un símbolo que es posible encontrar en múltiples escudos de armas de Europa. En muchos casos, acompañado de otro conocido como "cimas a la italiana".
Las tres estrellas en diversos puntos de Cataluña
Las tres estrellas están ligadas a las "cimas a la italiana"
Las Tres Estrellas tienen un transfondo esotérico claramente visible en la siguiente ilustración:
Detalle del grabado alquímico alemán titulado "La montaña de los filósofos". Nótese las tres estrellas, y compárese con esta lápida (alquímica) en la iglesia de San Vicente de Cardona
Las Tres Estrellas las hallamos asimismo en personajes significativos, como es el caso de Joan Rosembach, impresor que ejerció en el monasterio de Montserrat:
A la izquierda, grabado perteneciente a la Vita Christi, de Joan Rosembarch. Nótese las tres estrellas al lado de una piedra ¿griálica? A la derecha, escudo de este impresor alemán afincado en Barcelona, de nuevo con las tres estrellas, acompañadas de un chevron
Las Tres Estrellas formaban parte de los escudos de los Vinci de Fermo y de Sicilia. El escudo de los Da Vinci de Florencia tenía dos estrellas:
Escudos de los Vinci de Fermo y de Sicilia, y el de los Da Vinci de Florencia
Las Tres Estrellas tienen sin duda una connotación cosmológica. Constituyen una referencia de la Constelación de Orión, asociada al personaje de Osiris (y de Juan Bautista). La topografía sagrada permite realizar curiosas asociaciones con las constelaciones estelares, como por ejemplo en los alrededores de la montaña del Canigó. Compárese con los tres símbolos que se sitúan en la parte superior del cipo en recuerdo de los cátaros muertos en el Camp dels Cremats de Montségur:
Taurus, Orión y Canis Maioris, las tres constelaciones celestes que aparecen plasmadas en la topografía cercana al monte Canigó (abajo)
Cipo conmemorativo de Montségur
Así pues, ¿qué son las Tres Estrellas, y qué representan? Estoy convencido de que constituyen un importante símbolo de la tradición sanjuanista (filocátara), fruto del desarrollo de la doctrina albigense. Aunque sus raíces se hunden mucho más atrás en el tiempo: por ejemplo, en el Egipto faraónico.
Es posible que el dibujo, por parte de Leonardo, del escudo de la orden del Carmelo (en el Códice Atlántico), no sea más que eso, un dibujo de una orden religiosa. Pero dada su poca estimación por los frailes y los religiosos en general ("fariseos, es decir frailes", escribió en una ocasión), tal vez quepa hallar un transfondo esotérico en esta imagen, aparentemente de poca trascendencia (y por otro lado, carente de cualquier tipo de explicación).
En un extracto de mi libro El viaje secreto de Leonardo da Vinci expongo algunas ideas sobre el significado profundo de las Tres Estrellas sanjuanistas. Creo que Leonardo no era ajeno a este contexto, heredero de la tradición cátara.
¿Una cola muy larga para un perro muy pequeño? Es posible. Pero desde mi punto de vista, este dibujo de Leonardo puede ser un indicio interesante alusivo a su interés por una tradición heterodoxa, que por otro lado podemos encontrar plasmada en algunos de sus cuadros.
Las Tres Estrellas
Extracto de El viaje secreto de Leonardo da Vinci.
Este es un símbolo muy repetido entre los distintos linajes de Europa. Las encontramos en distintas familias del área del Conflent, como los Saint Sauveur o los Bonnevie de Pogniat, y en Italia entre los Ciampi y los Vinci; así como en numerosos escudos papales (Clemente XIV, Pío VI, Pío VII, Gregorio XVI y Juan Pablo I). Es de notar que en algunos casos (por ejemplo, en los Saint Sauveur, en los Vinci de Fermo, o en los papas Clemente XIV, Pío VII y Juan Pablo I) las tres estrellas están asociadas a una montaña (las llamadas «cimas a la italiana») [1].
Es bien cierto que las tres estrellas se encuentran no tan sólo en blasones familiares [2], sino también en los emblemas de centenares de localidades de España, Francia e Italia, así como en tallas, relieves y retablos, y en banderas, logotipos, artesonados, etc. Si se pasea por las ciudades de Cataluña daremos con ellas en los lugares más insospechados: en la capilla de Nuestra Señora de Montserrat de la catedral de Barcelona, en las Ramblas de la misma ciudad, en la plaza de Sant Felip Neri, en la ciudad de Vic, etc. Por no hablar de las tres estrellas que hallamos impresas, una y otra vez, en libros de corte masónico [3]. Así pues, ¿qué significan esas tres estrellas, y qué relación tienen con el supuesto lugar de origen de tu apellido (Da Vinci), que desde mi punto de vista sería la villa de Vinçà, en el Conflent?
Comenzaré por la primera de estas dos cuestiones. Adrian Gilbert, en su libro Los Reyes Magos[4],afirma que las tres estrellas representarían el llamado Cinturón de Orión. Según una leyenda, el gigante Orión se enamoró de Mérope, pero intentando violar a su amada, el padre de ésta (Enopión) le dejó ciego. Dice el mito que recuperó la vista andando siempre hacia Levante, guiado por un niño que llevaba sobre los hombros. Murió al intentar violar a Artemis, o a su doncella Opis, ya que un escorpión enviado por los dioses le picó en un talón. Desde un punto de vista astrológico, el escorpión que le mató se convirtió en la constelación de Escorpio, de la que siempre huye Orión, transformado asimismo en grupo estelar. Otro relato, alternativo al primero, nos dice que Orión persigue a las Pléyades [5],en la constelación de Tauro, hijas del titán Atlante.
Los egipcios asociaban al Cinturón de Orión con Osiris, y a la estrella Sirio con Isis, la estrella más brillante de la constelación de Canis Maioris [6]. En uno de los Textos de las Pirámides se dice: «Mirad a Osiris, que ha venido con Orión... Oh Rey, el cielo te concibe con Orión... Descenderás regularmente con Orión en la región occidental del Cielo... Tu tercera es Sotis». La estrella Sotis —es así como los egipcios llamaban a Sirio— estaba relacionada con la crecida anual del río Nilo, que tenía lugar a fines de junio; es decir, tras el solsticio de verano [7].
Isis es vista por Plutarco como una «diosa madre» bisexual. Los egipcios la llamaban «la madre del mundo», y le adjudicaban una naturaleza macho y hembra, «puesto que fecundada y encinta por el Sol, emite a su vez y siembra en los aires los principios generadores» [8]. Como está asociada a la crecida del Nilo, se considera que trae el agua; y por tanto la fertilidad. Apuleyo la describe vestida con un manto de estrellas. Y así se la representa en la iconografía cristiana, que del mismo modo copia la imagen de Isis-madre (con Horus sobre su regazo). De este modo, la corriente mariana rescata el culto a la Diosa (a Isis) que los iniciados cátaros practicaban en secreto. Belibaste [9], el último cátaro, puede clamar triunfo desde el cielo estrellado. Tal vez, desde el «séptimo cielo» que plasmó Leonardo en una de sus alegorías. Pero de ello tendré ocasión de hablar más adelante.
Volvamos a Adrian Gilbert. Éste afirma que existe una conexión esotérica entre san Juan Bautista (san Juan de Verano) y Orión, la cual ya era conocida por la Iglesia primitiva [10]. Ello es evidente a la vista de lo dicho más arriba: el año sótico tiene lugar algo después del solsticio de verano, en plena canícula (alusiva a Canis Maioris y al nacimiento helíaco de la estrella-perro Sotis). Y el solsticio de verano viene representado, en el santoral cristiano, por el día de San Juan Bautista [11].
En Cataluña esta tradición cristiana se celebra de forma tradicional, desde tiempos inmemoriales, en los llamados focs de Sant Joan, durante la víspera del día de San Juan Bautista. En esas horas nocturnas se levantan miles de fogatas, realizadas la mayor parte de las veces con materiales de desecho (tablas, muebles viejos, trastos inservibles, etc.), y en torno a ellas la gente baila, salta (cuando sólo quedan brasas) y se divierte. Se trata de una auténtica fiesta pagana que ha sobrevivido hasta la actualidad sin cambios aparentes.
Bien, ya es momento de relacionar esta tradición, fabulosamente antigua, con las tierras que rodean a Vinçà. Quien haya visitado esta población habrá quedado sobrecogido por la imponente presencia del Canigó. Con sus 2.785 metros, fue considerado en el pasado el monte más alto del Pirineo, puesto que se yergue sobre un valle situado a poco más de doscientos metros de altura, con lo que la impresión visual de los 2.500 metros de desnivel es considerable. Como afirma Xavier Fàbregas en su obra Viaje a la Cataluña fantástica, proyecta el cono de su sombra sobre las dos llanuras más ricas de la tierra catalana: el Rosellón y el Ampurdán. Su cima es observable, nevada, a decenas de kilómetros de distancia, pues no la oculta ningún otro monte circundante. Es, por llamarlo así, el «guardián de los Pirineos». El poeta y clérigo catalán Jacint Verdaguer dijo de ella:
Entre la niebla que se rasga / Cataluña se ve cada vez mayor / subiendo por los repechos / de esta montaña gigante.
El Canigó ha sido considerado siempre una montaña sagrada. La prueba está en la ingente cantidad de dólmenes, menhires y tumbas prehistóricas que se arremolinan en su alrededor [12]. Son de destacar los megalitos que se alinean a lo largo de la carretera que une Bellestar con Millars. El más próximo a Bellestar (o Bel Estar, su origen etimológico) se yergue sobre una meseta con una visibilidad perfecta del monte Bugarac (hacia el norte), y del Canigó (hacia el suroeste). Más allá, encontraremos un menhir situado sobre una base triangular que ¡oh sorpresa! apunta con uno de sus vértices directamente hacia el Canigó. En la tortuosa pista forestal que une el pueblo de Castell con el monasterio de Sant Martí del Canigó, el caminante avezado observará la presencia de un curioso monolito encarado hacia el ocaso.
Todo ello es indicativo de la trascendencia que tuvo esa tierra para los antiguos. Ludovico Ariosto, en su Orlando Furioso (publicado en 1536 en su versión definitiva), dice del Canigó, en la fábula del Canto Cuarto, que Atlante había fabricado un gran castillo:
Egli su Pireneo tene un castello
A partir del cual, los poetas inventaron el mito del Titán sosteniendo el Cielo. Y ello es así porque «aquesta montanya és tan altíssima que los núvols may arríban sinó fins a mija altura de la dita montanya, restant l’altra meytat superior sempre ab lo ayre clar y serè, de hont acompara aquesta gran montanya ab la atlàntica de Àfrica» (monte Atlas) [13].
El Canigó siempre ha sido considerado una zona de especial importancia ceremonial. En 1955 se empezó a oficializar la celebración del solsticio de verano, en Cataluña, con la instauración de la flama (llama) del Canigó [14]. Francesc Pujades, de Arles (en el Vallespir), tuvo la idea de encender una gran hoguera en lo alto de la montaña y repartir su lumbre por todos los puntos del territorio catalán. No fue hasta el año 1966 cuando la llama catalanista atravesó la aduana de Le Perthus para propagarse por distintos lugares de los Países Catalanes, encendiendo mil y una fogatas de Sant Joan. El procedimiento es el siguiente: la noche del 22 al 23 de junio un grupo de jóvenes encienden el fuego en la cumbre del Canigó, y desde allí lo llevan hasta el Castellet de Perpiñán, desde donde es repartido a las distintas comarcas catalanas en coche o en avioneta.
El Canigó es el faro y la torre guardiana del Rosellón, y al mismo tiempo el centro de acogida de una antiquísima comunidad consagrada al estudio de los fenómenos celestes. ¿Qué quiero decir con ello? Ni más ni menos que la comarca del Conflent, en los bajíos de esta montaña, es un inmenso mapa estelar donde vemos representada, en su toponimia, el Cinturón de Orión, la constelación de Canis Maioris y la constelación de Taurus. Aquí, como en ninguna otra parte de Europa que yo conozca, se ha practicado lo que se ha venido a llamar «topografía sagrada». No muy lejos del Canigó, a medio camino del Pic del Gegant, tenemos el Puig de Tres Esteles. En la variedad dialectal del catalán dominante en el Conflent estela significa «estrella». Así, estaríamos ante el «pico de las tres estrellas». ¿Cuál es el origen de este nombre? No se sabe, pero ahí tenemos las famosas tres estrellas de la heráldica, ligadas al Cinturón de Orión, al solsticio de verano y a san Juan Bautista [15].Prosigamos.
El origen etimológico de Canigó es también objeto de discusión. Según unos, deriva de Cani jugum (montaña con forma de diente de perro); según otros, de Canum jugum (montaña blanca); y otros más proponen el término prerromano Kan (roca). Lo cierto es que el término «perro» es ca en el Conflent, gos en el Vallespir, y hay quien dice que Canigó es un juego de palabras que significaría literalmente ni ca ni gos; es decir, «ni perro a la manera del Conflent, ni perro a la manera del Vallespir». Otra expresión de la zona dice así: El gos ros de la Torre del Canigó (El perro rubio de la Torre del Canigó). Nuevamente se desconoce su significado, pero lo que es indudable es que se asocia el nombre de la montaña (Canigó) a la palabra «perro».
Por último, en el Conflent hay una gran cantidad de topónimos ligados a la figura del toro. Ahí tenemos Taurinyà, a escasos kilómetros de Sant Miquel de Cuixà, y Bulaternera, cerca de Vinçà.
Si observamos el mapa estelar, comprobaremos que las constelaciones de Canis Maioris (en la que encontramos la estrella Sirio), de Orion (con su famoso cinturón de tres estrellas) y de Tauro (con Aldebarán y las Pléyades) siguen una relación de continuidad. La misma continuidad, derivada de una relación de proximidad, que encontramos en los citados topónimos de la geografía del Conflent: Canigó (Canis Maioris), Puig de les Tres Esteles (Cinturón de Orión) y Taurinyà-Buleternera (Tauro).
¿Es ello casualidad? Nuevamente no. La coincidencia es demasiado clamorosa —y asombrosa— como para entrar dentro del «cálculo de probabilidades» al que es tan aficionada la ortodoxia imperante. Todo este análisis nos lleva a insistir en la significación solar del culto a la montaña sagrada; en este caso representada por el monte Canigó. Y como ya sabemos, en este culto solar el solsticio de verano tiene una importancia predominante.
El mismo nombre del pueblo de Vinçà podría tener algo que ver con esta dimensión astral (solar) de la montaña del Canigó. Su etimología es confusa. Mientras algunos señalan como origen probable el término latino Vincius, o Vinicius[16],que asimismo fundamentaría la Vincia del Franco Condado (véase más arriba), yo me inclino por otra posibilidad, que abre la vía a numerosas —y provechosas—posibilidades de interpretación.
Existe una costumbre, en las casas del Vallespir y del Conflent, al pie del Canigó, que consiste en poner una flor de vinca (también llamada vincapervinca) encima de la puerta de la casa durante la mañana del día de San Juan. Este ramo de San Juan, o de la buenaventura, tiene como virtud alejar a los espíritus malignos y aportar suerte a la casa y a su gente [17]. La vinca, término catalán equivalente al castellano hierba doncella, se conoce también como «flor de muerto», por ser plantada en los cementerios. Está asociada a actividades brujeriles, siendo usada como filtro del amor o como hechizo de buen casamiento [18].
Poner una ramita de vinca encima en las fachadas de las casas el día de San Juan Bautista, durante el solsticio de verano, es indicativo del intenso trajín pagano que siempre ha existido en toda la zona, el cual perdura hasta el día de hoy. Yo creo que la vinca, o ramita de San Juan, está detrás del nombre de Vinçà [19].Simboliza la intensa devoción a san Juan Bautista y a la Magdalena (representando a la diosa Madre, la Isis de los egipcios y la Materia Primera de los alquimistas) que aún subsiste en estas tierras [20]. ¿Tú qué opinas?
[1] En Cataluña encontramos las tres estrellas asociadas a tres cimas entre los Montalt (del Rosellón) y entre los Roca (en la Catalunya Sur).
[2] Sólo en Cataluña, en decenas de ellos: los Abella, los Albanell, los Aymerich, los Barceló, los Barrera, los Bartrola, los Belmunt, los Berenguer, los Bonet, los Cabanelles, los Carbonell, los Carreres, los Català, los Cavaller, los Cererols, los Dalmau, los Escofet, los Estela, los Esteve, los Feliu, los Fuster, etc. Por mencionar sólo algunos, y entre ellos los linajes más conocidos. Por lo general, las tres estrellas suelen estar asociadas a otras figuras heráldicas: el chevron, los castillos, los montes, la flor de lis, los leones, el mundus, los perros, las rosas, los caballos, el sol, la luna, las águilas, las cruces patriarcales, etc.
[3] Son los tres puntos de los hermanos masones (a éstos se los denomina como «hermanos tres puntos»), por el símbolo ***que utilizan. A veces estos tres puntos acompañan unas iniciales (por ejemplo, G*** A *** U *** , aludiendo a la divisa Gran Arquitecto del Universo). Las tres estrellas representan asimismo la tríada Fe, Esperanza y Caridad (Antoni Gaudí la situó en la Fachada de la Gloria de la Sagrada Familia). Las tres estrellas invertidas (un triángulo con el vórtice hacia abajo) aluden a la constelación de Capricornio. Esta conformación la encontramos, como hemos visto, en el escudo de los Alió de Tarragona, y como veremos, en el del impresor y grabador Joan Rosembach.
[4] Ediciones B, Barcelona, 1997.
[5] Entre las que encontramos a Mérope.
[6] A este respecto, ciertos autores clásicos tienen una opinión algo diferente. Plutarco escribe, en De Isis y Osiris: «[Los sacerdotes egipcios] dicen que el alma de Isis es llamada por los griegos la Estrella del perro, y Sohis por los egipcios; que la de Horus se llama Orión, y que la de Tifón es la Osa Mayor» (página 54). Sin embargo, como veremos seguidamente, la opinión predominante señala que Osiris (dios de los muertos) es la estrella Orión.
[7] Nótese que el «año sótico» egipcio era llamado asimismo año canicular, y comprendía el intervalo entre una elevación heliacal de la estrella-perro (Sotis) y la siguiente. La canícula (período estival de gran calor), para los romanos, coincide con los días en los que la estrella-perro (Sotis) se elevaba con el Sol, añadiendo su fulgor al del astro-rey. Canis Maioris es llamada por Plutarco «constelación de La Canícula».
[8] Plutarco: Isis y Osiris, página. 94.
[9] Bel y Bastet; siendo esta última la Diosa-gato, o Isis.
[10] De hecho, el cinturón de Orión es una formación estelar muy importante en diversas culturas del mundo. Constituye, junto con las Pléyades, el eje de la astronomía de los Hopi de Arizona. Las Pléyades son, para éstos últimos, el símbolo de los «siete universos», que es asimismo una constante en la simbología universal (y que encontraremos, a su debido tiempo, en la iconografía de Leonardo).
[11] Según Adrian Gilbert (página 247) en tiempos de Jesús el solsticio de verano coincidía con la salida helíaca de Orión.
[12] Y también petroglifos. En sus proximidades, se encuentra la mayor cantidad de ejemplares, con distintas formas (cazoletas, cruces, espirales, etc.), de la Catalunya Nord. Entre ellos, algunos que parecen representar constelaciones; en concreto, el Cinturón de Orión y las Pléyades (en el lugar llamado Catllaurens, en Conat) o bien tal vez la Cruz del Sur (de ahí el simbolismo de la cruz). También se pueden hallar (Peyra Escrita, en Formiguera) algunos personajes solares (un sol con forma humana, como sucede en Santa Coloma de Cervelló, cerca de Barcelona). Si bien hay algunos petroglifos más o menos recientes (las llamadas «marcas de pastor»), la mayor parte de ellos son antiquísimos. El pueblo los atribuye a «los moros» (aludiendo a los paganos) y los llama habitualmente «arcas» (así aparecen también en los documentos: Coll de les Arques, Pla de l’Arca, roca de l’Arca, etc.). Por sus características tipológicas, dejan entrever la influencia de la cultura megalítica del Noroeste de la Península Ibérica (de Galicia). Algunas veces se asocian (en especial los cruciformes) a las reuniones de brujas: se graban en la piedra para ahuyentarlas del lugar. Ello permite pensar que una parte de este patrimonio iconográfico es de origen reciente (histórico), ligado al fenómeno brujeril tan abundante en estos lugares. A este respecto, véase Jean Abelanet: «Les roches gravées nord-catalanes».
[14] Esta fogata se realiza de forma paralela a la que, en la Catalunya Sud, tiene lugar en el pico de Sant Jeroni, la cumbre más alta del macizo de Montserrat.
[15] Y también a las montañas. Porque —casualmente o no— el Puig de les Tres Esteles tiene tres cimas visibles, las cuales podrían estar detrás del símbolo de las tres cimas (a la italiana o no). Francesc Comte hace alusión a estas tres cimas cuando dice (página 161): «A la qual montanya Joan Bocaci [Boccaccio] anomena Monte Cano y fa menció de l’estany [que] és en lo mix de aquest tres caps de montanyes, escrivint moltes coses fabuloses. Los naturals anomenen aquesta montanya Canigó». Estas tres «cabezas de montañas» son, según los entendidos, la pica del Canigó, y los picos de Tresvents y de Sethomes. Nótese el alto contenido numerológico de estos nombres.
[16] Vincius, o Vinicius, más «anum», se transformaría en «Vinçano» o «Vinciano», y posteriormente en «Vinçà».
[17] Didier Payré i Roig: Canigó, la muntanya mítica catalana, pág. 38. Christian Jacq, en su obra La masonería (historia e iniciación), alude al siguiente proverbio (página 108): «Si queréis tener éxito en todas vuestras empresas recoged las hierbas del día de San Juan». Entre ellas la vinca, pero también una rama de olivo. Bajo esta perspectiva, resulta sugerente relacionar esta bonita tradición con la alegoría del lobo y el águila de Leonardo: ¿haría alusión el lobo al monte Canigó (alusivo al perro), la rama de olivo al olivo que hace función de mástil, y el águila a la festividad de San Juan?
[18] Según Marzell, citado por Pío Font i Quer (pág. 734), en la Baja Edad Media, durante la noche de San Andrés, las muchachas echaban en un cubo de agua un par de hojas de vincapervinca. Si al amanecer del día siguiente aquéllas nadaban acopladas, sería señal de casamiento antes de un año.
[19] Y quizás también de la villa de Vinca, en la Toscana.
[20] Y alude, por supuesto, a su contrapartida cristiana: María como representación de la fertilidad y la Naturaleza.