Más sobre Montserrat (y Leonardo)

Una tarde de verano del año 2009, en la que estaba en casa de un amigo inglés (residente en Canterbury), me sorprendí por el hecho no encontrar ninguna información, en Google, sobre la Roca Foradada de Montserrat. Cuando lo intentaba, la página se ponía en blanco y se bloqueaba (de hecho, tuvimos que reiniciar el ordenador). Me pareció un detalle ciertamente curioso. ¿Acaso algún poder en la sombra pretende impedir que se conozca, fuera de Catalunya, los secretos de la enigmática montaña de Montserrat?

Lo descarté por inverosímil, pero repasando hace escasos días (a comienzos de octubre del 2014) la copia de los archivos del monasterio de Montserrat, custodiada por la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid (II-2519 y II-2520, que aquella ha tenido a bien enviarme), he encontrado algo que me ha llamado poderosamente la atención.

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Dos páginas del manuscrito II-2519 de la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid, donde aparece el asunto del paso del sol por el hueco de la Roca Foradada.

Un canónigo de Igualada llamado Joaquín de Gálvez escribe a Francisco de Zamora, en el verano de 1789, que lleva tiempo investigando el paso del sol, en unas fechas determinadas, por el hueco de la llamada Roca Foradada de Montserrat. Este hueco, un triángulo perfectamente regular, ha intrigado no poco a los amantes de lo misterioso. En primer lugar, por su forma, que parece obra del ser humano, como si hubiera sido tallada a propósito (a pesar de sus dimensiones colosales). Ciertamente esto último parece poco probable; pero si a la coincidencia geométrica (su forma de triángulo) se le añade el detalle del paso del Sol por el centro, ¿qué tenemos? Sin duda, el símbolo arquetípico del Delta Luminoso, un emblema tanto cristiano como masónico, que podemos encontrar en numerosas iglesias, y por supuesto, también en todas las logias.

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A la izquierda, Delta Luminoso en una capilla católica. A la derecha, Delta Luminoso en una logia masónica.

He aquí el texto en cuestión:

Consecuente con lo que Usted me tiene encargado en carta de 18 de Julio anterior, que en los días 26 de Abril y 17 de Agosto de cada año a los diez minutos poco más o menos de haber salido el sol, pasa éste por la Roca Foradada de Monserrate; y entrando sus raios por el agujero de ella tocan en la casa de Juan Aguilera, que es un manso sito en el camino de Odena, y no se ve parte alguna del sol sino el que entra por [] agujero, y se ilumina todo el frontispicio en la parte de Oriente, y su duración consiste en algo mas de un minuto. Lo mismo en sustancia me han informado acahece en el Porche que tiene la Zelda Prioral en los Agustinos de esta villa, aunque no me han asegurado si positivamente sucede en estos días, pero se estará a la mira para el dia 17 del corriente”.

Firmado, en Igualada, por Joachin de Gálvez. En otra carta afirma:

Me acahezió el 17 del corriente el fenómeno conocido en el Porche de la Celda Prioral de los Agustinos de esta villa, y según la [] o curso que hazia la peña Foradada [] a poco rato en la salida del Sol en [] dia, es verosímil que se verificare [] pero [] no se ha podido observar si el Sol pasó perpendicularmente por la [] del agujero desta peña”.

Y continúa:

Dia 24 Junio. En la plaza de Higuala[da] a la mañana, da [] línea de Sol, quedando, todos los lados, sin ningún rayo, pasando los rayos que dan a la plaza por un agujero de las altas peñas de Monserrate”.

Firma: Joachin de Gálvez Santillana.

En definitiva, no sólo entre los estudiosos de lo extraño Montserrat es considerada como una montaña ciertamente “misteriosa”. De ahí que se la llame “santa”, “mágica” o “sagrada”. Los mismos monjes, religiosos o seglares (como Francisco de Zamora) del entorno de Montserrat se toman en serio algunos de sus secretos. ¿De ahí que los oculten a los ojos de Google, hasta el punto de convertir la búsqueda de la Roca Foradada fuera de España –cinco años atrás- en poco menos que un objetivo imposible?

Esta anécdota sería irrelevante si no hubiera un punto de contacto con el propósito que justifica esta sección: el estudio de la vida y la obra de Leonardo. Éste debió conocer la Roca Foradada, porque no en vano, hacia el año 1481, en su San Jerónimo pintó dos rocas características situadas justo al lado (una de ellas es la llamada “Cadireta”). Asimismo, convirtió a Cristo (en la Última Cena) en un triángulo perfecto, como si de algún modo el simbolismo de esta figura geométrica tuviera un significado oculto que dotase de sentido a dicho fresco milanés.

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La Roca Foradada de Montserrat. A, detalle de la misma. B, comparativa de un detalle del San Jerónimo de Leonardo con la Cadireta de Montserrat. La Cadireta está al lado de la Roca Foradada, que Leonardo debió conocer.

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Leonardo representa a Cristo en la Última Cena como un triángulo perfecto.

Montserrat en la Gioconda

Hace tiempo reparé en la curiosa circunstancia de que la Gioconda, que desde mi punto de vista ofrece la perspectiva de una atalaya situada en las proximidades de Martorell, tiene un detalle (el puente) que está fuera de contexto.

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El paisaje de la Gioconda, desde mi punto de vista, es observable desde una atalaya situada justo encima de Martorell.

El puente de la Gioconda no es el propio de esta villa del llamado “congost del Llobregat”, donde se unen los cauces de este río y del Anoia. El puente de Martorell es de estilo gótico (con un arco central en forma de arco apuntado), y no se parece en nada al de Monistrol de Montserrat, con tres arcos de medio punto, que es el que aparece en la Gioconda.

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El puente de la Gioconda es el de Monistrol de Montserrat.

Ha sido mi buen amigo Francesc Manzanera quien me ha hecho ver otro detalle que vincula Montserrat con la Gioconda. Se trata de las tres cimas montserratinas, en pequeño tamaño, al comienzo del camino de la izquierda del cuadro.

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Las tres cimas montserratinas escondidas en la Gioconda, al comienzo del camino de la izquierda.

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Las tres cimas son el emblema de Montserrat desde antiguo. Arriba, las tres cimas en la Virgen de las Rocas, de Leonardo.

Tanto las tres cimas como el puente de Monistrol de Montserrat (ya viejo en tiempos de Leonardo, pues las obras se realizaron en la primera mitad del siglo XIV) son dos detalles que enlazan este paisaje de Martorell (un observatorio de la montaña, que como hemos visto arriba tiene carácter “sagrado”) con la mole rocosa de Montserrat.

Es curioso que el lugar donde se asienta la atalaya con la panorámica de Montserrat, no lejos de Martorell, es llamado “Costa de la Dama”. ¿Qué Dama? ¿Acaso la Virgen de Montserrat? ¿Una Dama en particular? ¿Será por eso que Leonardo puso como figurante una mujer profana que, sin embargo, tiene todo el carácter de una diosa de la Fertilidad, o de una Virgen negra? ¿Será por ello que porta un tenue velo en su cabeza?

Unas grietas muy reveladoras

Quisiera destacar asimismo un nuevo hallazgo por lo que se refiere al estudio del San Jerónimo. En medio de una oquedad, como es bien sabido, aparece un santuario que –aunque con una estética renacentista, parecida a la fachada de Santa Maria Novella, en Florencia- está situado en el enclave donde se encuentra el monasterio de Montserrat.

Nótense las grietas que lo rodean. Son idénticas a las que se pueden ver desde el llamado Pla de les Taràntules, en el preciso lugar donde llega el cremallera de Sant Joan (allí se ubica el Centro de Interpretación de la Montaña de Montserrat). En una fotografía de los años cincuenta, que he rescatado de un libro viejo, estas grietas son todavía más ostensibles.

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El templo situado en una oquedad del San Jerónimo de Leonardo representa las rocas del entorno del monasterio de Montserrat. Nótese la foto antigua de la derecha, y compárese con el detalle del cuadro (a la izquierda).

 

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