Leonardo, ¿en Barcelona en 1494?
Cuando escribí mi libro El viaje secreto de Leonardo da Vinci cité una obra de Jerónimo Münzer titulada “Viaje por España y Portugal”, en la que aquél narra su periplo (entre los años 1494 y 1495) por estos dos países, enmarcado en un viaje más largo por Europa. Hace unos años, me interesé especialmente por su estancia en la montaña de Montserrat, a la que llegó el día 26 de septiembre del año 1494. Si clicáis AQUÍ podréis abrir el archivo en PDF de dicho relato.
Unos días antes Jerónimo Münzer se había reunido con un tal Juan de Berga, un “docto varón” –anciano en esos días- del convento de San Francisco (pues ya “no hay frailes de observancia”), residente en la ciudad de Barcelona. Y anteriormente con el infante Don Enrique, primo del rey Fernando el Católico (lugarteniente de Cataluña hasta el año 1493), el cual le enseñó unos papagayos que seguramente le habría regalado el mismísimo Cristóbal Colón.
Pues bien, tras una lectura atenta de este libro de viajes, me he fijado en un pasaje en el que no reparé en la ocasión anterior:
§ 8. Agasajo que nos hicieren ios mercaderes alemanes
Entre otros mercaderes alemanes que. allí vivían a la sazón,
estaban Gregorio Rasp, de Augsburgo; Erardo Wigant, llamado
Frank, de Mergentheim, ciudad de Franconia, y Wolfang Ferber,
de Ulrria; asimismo hallábase en la ciudad fray Juan, de la Orden
de San Francisco, a quien conoce mucho el doctor Stahel, su
amigo Nicolás y Leonardo, que tiene un hermano en la casa de
los teutones de Nuremberga, todos los cuales nos regalaron con
extremada liberalidad. Convidados en sus casas, nos sirvieron en
vajillas de oro y plata; comimos y bebimos al uso catalán; durante
el banquete, músicos con diversos instrumentos tocaron continuamente
para solazarnos, cantaron coros y bailaron al estilo morisco.
A buen seguro que no se harían tales agasajos ni a un barón
ni a un conde de Alemania : ¡qué manjares, qué frutas, cuan varias
clases de reparadores vinos! Y como no es posible dar cabal
idea de ello, hagamos recaer las alabanzas en nuestros huéspedíes,
en sus hijos y en sus amigos.
Fíjese que aquí se mencionan tres mercaderes alemanes, con nombres y apellidos, que lo agasajan con un opíparo convite, y que están acompañados por otros tres personajes de los que no se menciona ni su apellido ni su origen. El primero es “fray Juan”, de la Orden de San Francisco, el cual no puede ser el Juan de Berga mencionado más arriba (en su visita al monasterio de los franciscanos de Barcelona), por la sencilla razón de que ni éste era fraile (sino “docto varón”, aunque seglar) ni “estaba de paso”, sino que residía en la ciudad de forma habitual. El segundo personaje es Nicolás, y el tercero Leonardo. De éste se dice que tiene un hermano en la casa de los Teutones (se supone que de la Orden Teutónica) en Núremberg. Y de estos tres se dice “hallábanse en la ciudad”, por lo que hemos de colegir que eran extranjeros. ¿Acaso el tal Leonardo sería alemán, puesto que su hermano estaba en la Casa de la Orden Teutónica de Núremberg? No necesariamente. Dicha Orden de Caballería tenía casas en diversos países (Francia, Italia, Grecia, etcétera), además de en Alemania. Y en esos tiempos las gentes se desplazaban de aquí para allá, ya sea de monasterio en monasterio, o de universidad en universidad.
Como el lector habrá podido imaginar, creo que el tal Leonardo podría ser Leonardo da Vinci, acompañado por Nicolás Maquiavelo (que en ese momento tendría 25 años) y por un personaje foráneo llamado fray Juan. Luego hablaré de este último.
Leonardo, en el año 1494, ya tenía varios hermanos (por parte de padre). Desgraciadamente, según Gustavo Uzielli, no sabemos nada de ellos, excepto de uno, Lorenzo. Uzielli escribe en “Un fratello di Leonardo lanaiolo in Firenze”: "I fratello di lui Lorenzo, l'unico de cui si abbiano alcune notizie, fu un lanaiolo florentino, botegaio, ortodosso e devoto, como molti suoi contemporanei". Renzo Cianchi escribe a su vez en “La famiglia da Vinci”: "Ser Piero, come abbiamo già detto, incominciò ad aver flgli dalla terza moglie Margheritta. Questa, in un periodo che va dal 1476 al 1485 gli dètte Antonio, Maddalena, Guglielmo, Lorenzo, Violante e Domenico".
El tal Antonio, hermano de Leonardo, tendría 18 años. No sabemos absolutamente nada de él, así como del resto de sus hermanos, por lo que no podemos descartar que fuera éste quien estuviera en la casa de los caballeros teutónicos en Núremberg. Aunque tampoco lo podemos confirmar. Sin embargo nótese un detalle: aquí se dice que el tal Leonardo “tiene un hermano en la casa de los teutones de Núremberg”, no que sea originario de allí; o sea, seguramente era de otro sitio y se desplazó a Núremberg. Cuál sea su origen es algo que tal vez nunca sepamos, a no ser que se consulten los archivos de la orden teutónica en Núremberg, cosa que no estoy en condición de hacer.
Por lo que se refiere al propio nombre de Leonardo, éste es poco común en Cataluña. En el primer volumen del Dietario de la Generalitat de Catalunya (de 1411 a 1539), con miles de nombres, el apelativo Leonardo sólo aparece dos veces. Se cita a un Lleonard de Sos (en la página 1) y a Lleonard Cristià (en la página 48). Leonardo era un nombre poco común en la Barcelona de la época, por lo que la posibilidad de que el Leonardo que agasaja a Jerónimo Münzer hacia el 21 de septiembre de 1494, en Barcelona, sea catalán es casi despreciable. Seguramente era extranjero; ciertamente, con un hermano en Núremberg. Tal vez Antonio. Eso es algo que tal vez nunca podamos saber, hasta que aparezcan nuevas fuentes documentales.
Nótese otra cuestión. En el Dietari de la Generalitat de Cataluña no se menciona el paso de un personaje tan importante como Jerónimo Münzer, que se acababa de ver con el infante Fortuna (primo del Rey), antiguo lugarteniente de Cataluña, y que iba a entrevistarse con Juan II, rey de Portugal.
¿Cuál era el motivo de dicha visita? Desde mi punto de vista, no puede ser otro que el reciente descubrimiento de América. Colón fue recibido por los reyes en Barcelona en abril de 1493 (un año y medio antes). Allí estaba su amigo (y el de Leonardo da Vinci) Americo Vespucio. El infante Enrique también participó en tan magno acontecimiento, y departió con Colón (quien le regaló un papagayo). Todo ello me hace sospechar que el tercer personaje innominado del ágape sería fray Juan Pérez, mal llamado de Marchena, al que se supone portugués (o catalán, según otra teoría), el cual era perito en cosmografía y –como Bernat Boïl, de Montserrat- diplomático de los reyes, además de confesor de la reina.
Algunos cronistas de segunda fila, como Francisco Gonzaga, Manuel Iñiguez, Antonio de Daza o Lucas Waddingo, afirman que fray Juan Pérez estuvo en el segundo viaje de Colón, y allí edificó el primer templo cristiano, "hecho de ramos y de paja" (Sebastián García. La Rábida, pórtico del Nuevo Mundo, 1992). Esta circunstancia es considerada apócrifa. Es desmentida, por ejemplo, por Antonio María Fabié, en su artículo "Estudio histórico sobre Juan Pérez de Marchena, por D. José Ignacio Valentí" (nótese la confusión Pérez de Marchena; véase más arriba). El citado autor dice literalmente:
"Todo el aparato de erudición que á este propósito emplea el Sr. Valentí y que consiste principalmente en textos de crónicas é historias seráficas, es de escaso valor ó por mejor decir no tiene ninguno, porque todos ellos son referencias vagas y los más de ellos tienen por origen la confusión puesta en claro por el Sr. Harris de dos personas distintas que usaron el apelativo de Marchena, siendo lo probable que el Padre Juan Pérez lo usó para designar su patria como era frecuente en la orden de San Francisco á que pertenecía. Además, es cosa que se tiene por indudable que no acompañó á Colón ningún eclesiástico en el primer viaje y solo en el segundo fué el Padre Buil con algunos; si hubiera ido en el primero ó el segundo viaje el Padre Marchena es claro que habiendo sido confesor de la Reina y persona de gran autoridad en su orden hubiera sido él y no Buil el encargado de la misión religiosa que este tuvo. Por estas razones tengo por tan probable, que me atrevo á decir que es evidente, que jamás estuvo en las tierras nuevamente descubiertas el Prior de la Rábida. Lástima es que tales y tan fundamentales errores afeen el opúsculo del Sr. Valentí, escrito con soltura y elegancia y lleno de un entusiasmo simpático por los que contribuyeron al gran suceso que tan inmarcesible gloria produjo á España".
En definitiva, fray Juan Pérez no estuvo en América en el segundo viaje de Colón; y si fuera cierta mi teoría, como buen cosmógrafo que era ("este religioso era grande cosmógrafo", según afirma Gonzalo Fernández de Oviedo en su obra Historia General y Natural de las Indias), podría haber despachado con Leonardo da Vinci y con Jerónimo Münzer.
Nótese que Jerónimo Münzer también era cosmógrafo (amigo del cosmógrafo Martin Behaim), del mismo modo que lo era Americo Vespucio (Agostino Vespucio, primo suyo, era secretario de Nicolás Maquiavelo) y Leonardo da Vinci (el cual realizó el primer planisferio en el que aparece el Nuevo Mundo como un nuevo continente llamado América). En definitiva, dicha reunión en Barcelona, si Nicolás y Leonardo hubieran sido, respectivamente, Nicolás Maquiavelo y Leonardo da Vnci, habría sido una conversación entre cosmógrafos, cuyo propósito esencial sería discutir las novedades acerca del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Pero, ¿cuál era la agenda de Nicolás Maquiavelo y de Leonardo da Vinci en esos días?
El motivo de la visita
De Maquiavelo lo desconocemos casi todo, por lo que se refiere a su actividad más temprana. Esto es lo que dice la Enciclopedia Británica: “Machiavelli was made head of the second chancery (cancelleria) at the early age of 29 (1498). He was then completelly unknown; the tradition of his having an apprenticeship in the lower grades of the chancery from 1494 onward is not confirmed by documentary evidence, and his own statesments tend to disprove it. The office to which he was appointed, though not comparable in power with that of first chancellor, was an important one. Originally it dealt only with internal affairs of the republic, but it was later made one for practival purposes with the secretariat of the Ten (I Dieci). Machiavelli was, moreover, secretary to the magistracy which, in the name of the Signoria and under its authority, directed foreign affairs and defense”.
En definitiva, según algunos Maquiavelo estaba en funciones en la República ya desde sus inicios (en 1494), y ejerció una labor importante en cuestión de relaciones exteriores y de defensa; aunque, según se apunta aquí, no hay pruebas que lo respalde. Es previsible que dado que fue hecho jefe de la cancillería ya en 1498 (cuando contaba 29 años), debió tener una etapa previa de aprendizaje y rodaje. Su posible “misión” en Barcelona, en septiembre de 1494, en caso de que hubiera existido, habría formado parte de este “rodaje” previo a su nombramiento como canciller. Pero de esta tarea inicial no sabemos nada con certeza.
De Leonardo sabemos que el día 15 de septiembre de 1494 un discípulo suyo, de nombre Giulio, comenzó a hacer un candado para su taller en Milán: "15 de septiembre de 1494. Giulio empezó el candado para mi taller".
Nótese que aquí se dice EMPEZÓ (en pasado) y -especialmente- PARA mi taller (no EN mi taller, o DE mi taller). El uso de verbos en pasado era típico de Leonardo, por lo que no implica que lo escribiera en una fecha posterior al 15 de septiembre. Pero ese PARA sí es significativo. El candado es una pieza pequeña y, por tanto, portable. Lo podría haber fabricado en cualquier sitio, ya sea en Milán, o en el extranjero... Sea como sea, lo debió hacer en un taller mecánico, con acceso a una fundición.
Porque de eso se trata. Giulio era un mecánico alemán. De él dice Charles Nicholl, en su célebre biografía de Leonardo, que entró al servicio de éste en 1493, para trabajar en la fundición del caballo de bronce. Y precisamente en esas fechas (en el otoño de 1494) se iba a producir la fundición del caballo. Los moldes estaban listos, y se trataba de fundirlo en una sola pieza, cosa harto difícil porque era extremadamente grande.
Ahora viene lo más importante. Giulio (alemán) estaba realizando un candado el 15 de septiembre del 1494, sólo seis días antes del ágape de un tal Leonardo con unos mercaderes alemanes en Barcelona. Desde mi punto de vista, es demasiado casual (Leonardo, con un discípulo alemán, supuestamente en casa de unos alemanes).
Si dicho Leonardo fuera Leonardo da Vinci, ¿qué haría en Barcelona? Oficialmente podría haber ido por el asunto del caballo. Necesitaría -tal vez- asesoramiento técnico para la fundición del caballo de bronce, dada su dificultad. ¿Y por qué en Barcelona?
Antes de entrar en este aspecto, se hace necesario recapitular:
1) No hay datos sobre la actividad de Maquiavelo antes de 1494, pero es posible que antes de 1498 tuviera un cargo “importante” en la cancillería, la cual se ocupaba de las relaciones exteriores y de la defensa.
2) Es bien cierto que en septiembre de 1494 aún no se había producido la revolución en Florencia (la cual tuvo lugar el 9 de noviembre), pero sin duda se estaba gestando, y es muy probable que Maquiavelo adoptara en ella algún papel (espía en Barcelona, por ejemplo). Ello le abriría las puertas de la cancillería florentina desde los inicios de la República, en noviembre de 1494. Si no no se entiende su alta responsabilidad a tan temprana edad (25 años).
3) Leonardo era espía para Florencia y para Francia. Según Charles Nicholls era el “hombre de la Signoria” en la corte de Milán (sus ojos y sus oídos). No sería extraño que estuviera en Barcelona en servicio a su patria, justo antes de la Revolución florentina.
4) El papel de Aragón en esos tiempos (en concreto, de Fernando el Católico y del Papa valenciano Rodrigo de Borja) es bien conocido. Leonardo da Vinci era amigo de Nicolás Maquiavelo, y de nuevo en 1500 ejercieron juntos un importante papel, en servicio de Florencia, en la corte del Duque Valentino (César Borgia), dominador de la Romaña en calidad de Gonfaloniero de la Iglesia, a las órdenes de su padre Rodrigo Borgia y de Francia.
Que Leonardo (y Maquiavelo) se encontrarían en Barcelona a mediados de septiembre de 1494 para ejercer una misión diplomática lo podría confirmar su -posible- entrevista con fray Juan Pérez, confesor de la reina, cosmógrafo y diplomático (véase más arriba).
Pero seguramente le habría dado una cobertura más prosaica. Como hemos visto arriba, Leonardo trataba de resolver un importante problema de ingeniería: la fundición de su célebre caballo de bronce. Para ello contaba con la colaboración de Giulio, alemán.
No podremos confirmar la presencia de Leonardo en Barcelona, en septiembre de 1494, a la luz del diario de Jerónimo Münzer, si no hallamos un testimonio del mismo Leonardo que pueda dar fe de ello. Pero éste podría existir.
Una curiosa nota de Leonardo
En una nota del manuscrito H de Leonardo da Vinci, datado en el año 1494, hallamos las siguientes palabras:
"Aguglia, Niccolao, refe, Ferrâdo, Iacopo Âdrea, tela, pietra, colori, penella, tavoletta da colori, spuga, tavola del Duca".
He destacado, por supuesto, los nombres propios. El resto se trata de objetos necesarios para el ejercicio del arte. Éste es el único lugar en todas sus notas donde menciona el nombre Nicolás; pero es que además alude a un Ferrando, nombre típicamente español. Lo desconozco todo sobre Jacopo Andrea. Se podría tratar -quizás- de aquel italiano (Jacopo Vernegali) que, por encargo de Fernando el Católico, a partir de 1489 se hizo cargo de las obras en el monasterio de Montserrat (véanse mis artículos sobre el archivo de Montserrat, en esta misma sección, y mi libro El viaje secreto de Leonardo da Vinci).
Nótese que en el mismo año (1494) en que Jerónimo Münzer menciona a un tal Leonardo, en Barcelona, que es acompañado por un tal Nicolás, Leonardo da Vinci menciona a un Niccolao, junto a un español -presumiblemente- de nombre Ferrando. ¿Tal vez porque pretendía ir a España, o tal vez ya se encontraba allí? ¿Es acaso la prueba de que Leonardo estuvo realmente en Barcelona en 1494? La coincidencia, en cualquier caso, es pasmosa.
El lector entenderá que creo que el tal Niccolao no puede ser otro que Nicolás Maquiavelo, a quien Francesco Guicciardini, en varias de sus cartas (el 17 de mayo de 1521, o el 12 de noviembre de 1526) llama literalmente Niccolao Machiavelli, y añade "como fratello honorando"; es decir: al que respeto como a un hermano (Francesco Bausi: Maquiavelo).
¿Quién puede ser Ferrando? Pedro Miguel Ibáñez Martínez, en su libro Fernando Yáñez de la Almedina, la incógnita Yáñez, especula con la posibilidad de que sea el mismo "Ferrando Spagnolo, dipintore" (tal vez, Fernando Yáñez de la Almedina) que menciona en dos ocasiones en ciertos apuntes, coincidiendo con los trabajos en el llamado "fresco de la Batalla de Anghiari" (abril y agosto del año 1505). En concreto dice:
"Hay que mencionar también, entre las posibilidades de carácter documental, la cita de un Ferrando en cierto memorándum de Leonardo, fechado en 1494 [véase más arriba]. Se ha interpretado que podría ser un ayudante. El interés del nombre vendría dado por su posible vinculación con el Spagnolo de 1505. La noticia, muy antigua, ha sido actualizada hace unos años... La falta de concreción deja el asunto abierto a toda clase de interpretaciones. Se nos ocurre únicamente que, en apariencia, es una fecha demasiado temprana para relacionarlo con los Hernandos. Pero tampoco sería esto algo definitivo, y ahí queda ese nombre enigmático para lo que pueda servir en el futuro".
En definitiva, este estudioso de la vida y la obra de Hernando Yáñez de la Almedina, que fuera ayudante de Leonardo en 1505, se pregunta si éste lo podría haber conocido diez años atrás, en 1494. Este mismo autor lo descarta, en primera instancia; yo también. Creo que dicho Ferrando se podría tratar de otra persona. ¿Por qué no Fernando el Católico?
Si fuera cierto que Leonardo se habría reunido en Barcelona con Juan Pérez y Nicolás Maquiavelo, en 1494, tal vez habría sido con la intención de resolver asuntos diplomáticos, en los momentos previos a la revolución de finales de 1494 en Florencia. ¿Por qué no a instancias de Fernando el Católico? ¿Tal vez no podría haber empleado a su diplomático en funciones Juan Pérez (el otro, Bernat Boïl, estaba por llegar de América) para charlar -supuestamente- con un enviado "oficioso" de Florencia: Maquiavelo, acompañado por el "espía" Leonardo? No deja de ser una especulación, pero tiene sentido.
Sea como sea, aunque ese tal Nicolás no sea Nicolás Maquiavelo, está claro que Leonardo está ligado a un tal Nicolás en dos documentos del mismo año (1494): uno de ellos lo sitúa en Barcelona. En el documento manuscrito de Leonardo, además del tal Nicolás, menciona a un español, de nombre Ferrando; una prueba más de su presencia física en Barcelona.
Maquiavelo escribió sobre Fernando el Católico en El Príncipe (1914): "Nada hace estimar tanto a un príncipe como las grandes empresas y los ejemplos extraordinarios que dé de sí mismo. En nuestro tiempo tenemos a Fernando de Aragón, actual rey de España. Se lo puede llamar casi un príncipe nuevo, porque de rey débil se ha convertido, por la fama y por la gloria, en el primer rey de los cristianos; y si consideráis sus acciones las encontraréis todas grandiosas, y alguna extraordinaria".
Por otro lado, ya hemos visto que el tal Jacopo Andrea del que habla Leonardo en su apunte podría ser Jacopo Vernegali, que por mandato de Fernando el Católico estaba realizando importantes obras en Montserrat (lugar bien conocido -de acuerdo a mi teoría- por Leonardo da Vinci). No deja de ser una hipótesis, pero a la vista de lo dicho más arriba, bastante fundada.
Hemos dicho que la reunión con el delegado del rey (más en concreto, de la reina Isabel), fray Juan Pérez, podría ser un motivo de la visita de Leonardo, acompañado de Nicolás Maquiavelo, a Barcelona. Pero podría tener interés en realizar otro tipo de actividades.
Leonardo: aprendiz de metalúrgico
José María de Mena, en "Curiosidades y leyendas de Barcelona" lo aclara: "En 1131 se habían inventado las fargas o fraguas de hierro catalanas, que constituyen uno de los avances más importanes de la metalurgia universal; muy superiores a las ferrerías de Vasconia y de Cantabria, las fargas catalanas se diferencian de todos los sistemas anteriores en que, para soplar el horno, se utilizaba una corriente de aire producida por acción de una bomba de agua, alimentada por un arroyo o canal. El hierro preparado por este procedimiento tenía mucha mayor dureza y se exportaba a Italia, principalmente a Milán, para la fabricación de armaduras y espadas. La exportación de este hierro catalán de tan alta calidad, contribuye además a promocionar las armas forjadas en la propia Barcelona, de innumerables talleres que dieron sus nombres a las calles Dagueria, passatge dels ferros y otras".
Y continúa diciendo que el hierro catalán era de tan alta calidad, que convirtió a Barcelona en el primer exportador de buques de Europa: "La construcción de barcos en las Atarazanas de Barcelona desde 1300 hasta 1550 fue quizás la más importante de Europa, y el número de barcos botados en esos dos siglos superó a cada uno de los astilleros de la Liga Hanseática, que era la principal potencia marítima de Europa". Según José María de Mena, los barcos de Barcelona eran especialmente cotizados porque "se estimaba su clavazón, que era la mejor del mundo. Hasta tal punto que en el primer siglo del descubrimiento se daba el caso de comprar barcos en Barcelona, llevarlos a Sevilla para allí enviarlos a las Indias, y ya en el nuevo muundo, en vez de utilizarlos para la navegación se desguazaban, para aprovechar su clavazón en la construcción de edificios y en la forja de armas".
En definitiva, las herrerías catalanas eran muy reputadas gracias a la famosa "farga catalana", que utilizaba un ingenio técnico (la "trompa de agua") que permitía inyectar aire a presión en la colada de hierro... O de cobre, empleado para el bronce. Pues también había trompas de agua en las fábricas de campanas o de cañones, que convertía el bronce catalán en el más cotizado de Europa (Barcelona tenía una importante fábrica de cañones).
A eso habría ido –tal vez- Leonardo a Barcelona, acompañado de su técnico alemán en fundición y mecánica (Giulio). Y seguramente por eso se reunió con esos mercaderes alemanes. Se trataba de encontrar soluciones técnicas a los problemas, en relación a la fundición del caballo de bronce, que tenía planteados en ese momento.
Eso explicaría que Giulio el alemán (Giulio Tedesco) realizara una prueba (un candado) en esas precisas fechas; en Barcelona, si mi teoría es cierta.
Leonardo sin duda conocería la técnica de la "trompa de agua". De acuerdo a Miquel Llauradó, R.F. Tylecote escribe en su libro “The early history of metallurgy in Europe” que Leonardo conocía la “trompa de agua” (elemento fundamental de la farga catalana), y dibujó un ejemplar en el Códice Atlántico: “We can see in the drawings of Leonardo da Vinci, and he illustrated the trompe itself in the Codice Atlantico in 1440”. El ingeniero Gianbattista della Porta (algo posteríor a sus días), en "Dalla magia naturale", habla de un "fucine di ferro e di rame" (un horno de hierro y de bronce) que funciona como una farga catalana (agradezco esta información, de nuevo, a Miquel Llauradó).
Mi amigo Manel Capdevila me ha enviado la siguiente cita de la “Enciclopedia italiana”: “Cenno storico sulla fabbricazione. - L'antichità, che considerava la lavorazione dei metalli come scienza sacra e misteriosa, circondò di un velo di leggenda la primitiva lavorazione del ferro creduta invenzione e opera di genî, come i Dattili e i Cabiri (v. ferro, Civiltà del). Avanzi archeologici e alcuni dati forniti sporadicamente dagli scrittori ci permettono tuttavia di ricostruire, sia pure approssimativamente, il modo con cui avveniva l'estrazione dal minerale (λίϑος σιδηρῖτις); di cui la qualità più adatta a ottenere il ferro era reputata il Μάγνης λίϑος, magnes lapis (ossido magnetico). Mentre l'industria moderna libera il ferro dal minerale passando per un prodotto intermedio, la ghisa o ferro carburato, l'industria antica otteneva il ferro direttamente dal minerale. Il minerale di solito, infatti, dopo essere stato più volte lavato e quindi ridotto in piccoli pezzi, si poneva insieme con legna da ardere (preferito per quest'uso era generalmente il pino) in un crogiolo (κάμινος, χόανος; caminus, fornax), per il quale si faceva passare una forte corrente d'aria; per tal modo il ferro, combinandosi l'ossigeno del minerale con il carbone nell'anidride carbonica, rimaneva libero: per renderlo compatto lo si martellava ripetutamente. Il processo ora descritto venne chiamato metodo catalano oppure del basso fuoco”.
O sea, el hierro (y el bronce) catalán era exportado a Milán, al ser considerado de buena calidad (dado el uso de la “trompa de agua”, que le otorgaba mayor dureza). No es extraño, pues, que Leonardo hubiera ido a Barcelona, con un técnico alemán que le ayudaba en la tarea de la fundición del caballo, a aprender esta técnica, considerada muy moderna –y secreta- en la Italia de su tiempo. Y tampoco sería extraño que conociera a los alemanes que agasajan, el 21 de septiembre, a Jerónimo Münzer.
Así pues, Leonardo tendría dos propósitos en su supuesta estancia en Barcelona, en el año 1494: 1) Encontrar soluciones técnicas para el reto de fundir el enorme caballo de bronce; 2) Recabar información, en Barcelona, sobre el asunto de América, y sobre la situación política y diplomática (desde Aragón, muy influyente en la Iglesia y en el reino de Nápoles) que daría lugar a la revolución en Florencia, un mes y medio después (en noviembre).
Por otro lado, está el hecho de que se haya omitido los apellidos de fray Juan, Nicolás y Leonardo. Miquel Llauradó, que ha leído la versión en latín, me ha confirmado que aquí también faltan. Así pues, habría que revisar el original (desgraciadamente desaparecido) para saber si fue el mismo Hieronymus Münzer quien los omitió, si fueron borrados en una copia posterior, o si aquél obedeció órdenes de Leonardo, Maquiavelo y Juan Pérez para no revelar su identidad, dado el delicado propósito de su misión. Eso tal vez nunca lo sabremos.
Así pues, a duras penas, una vez más, podré probar algún día que fue realmente Leonardo da Vinci quien participó, un 21 de septiembre de 1494, en un ágape con Hieronymus Münzer, en Barcelona, como parece apuntar este texto.
Recapitulación
De todos modos, aún nos queda un recurso. Insertar este evento en la vida de Leonardo, en relación a su obra. Para ello haré un extracto de mi teoría, explicada en los libros El viaje secreto de Leonardo da Vinci, Los mensajes ocultos de Leonardo da Vinci, y en este mismo blog.
Primero recapitulemos. Todo este asunto va de un personaje (Hieronymus Münzer, cosmógrafo; véase la wikipedia) que, el 21 de septiembre de 1494, encuentra en Barcelona, en casa de unos alemanes (identificados con precisión), a tres personas, de nombre Fray Juan (franciscano), Nicolás y Leonardo. Yo los he identificado como Fray Juan Pérez (llamado de Marchena, cosmógrafo, confesor de la reina Isabel y supuesto monje franciscano en la Rábida), Nicolás Maquiavelo (diplomático, miembro de la nueva República que habría de nacer en Florencia un mes y medio después, tras la caída de los Médici) y Leonardo da Vinci (espía ocasional, que trabajó al servicio de Francia y de Florencia, gran amigo de Nicolás Maquiavelo y de Americo Vespucio; Maquiavelo tenía como secretario a Agostino Vespucio, primo de aquél).
Tanto Americo Vespucio como Leonardo eran asimismo cosmógrafos. En el transfondo, además de los hechos acaecidos en Florencia, está el descubrimiento de América (algo más de un año antes). No olvidemos que Leonardo hizo un planisferio en el que aparece por primera vez el nombre América (y desarrolló una proyección en octante).
Hasta el momento me cuadraban las fechas de 1481 y de 1504 con la vida y la obra de Leonardo. En 1481 pinta el San Jerónimo:
En 1483 pinta La Virgen de las Rocas:
Ambas obras coinciden con su desparición de Florencia en 1481 y su aparición en Milán en 1483. Son los "años perdidos de Leonardo", que de acuerdo a mi teoría pasó en Barcelona y en Montserrat. Aquí pintaría su San Jerónimo y tomaría notas para La Virgen de las Rocas de Milán.
El año 1504 lo tengo también documentado. En primer lugar, con su célebre Gioconda (1504-1518):
En segundo lugar con su dibujo del plano de la fortaleza de Salses, en el Códice Madrid II (1504):
Y en tercer lugar con el dibujo de Sant Genís de Rocafort, en el que se ve claramente la palabra ROCAFOR, y en el que se transparenta (desde la cara opuesta) la frase UN CATELANO ROSATO, una capa catalana. Esta construcción con rocas es idéntica al priorato de Sant Genís de Rocafort, visto desde la vecina iglesia de Santa Margarita, en Martorell (no lejos del observatorio de la Gioconda). Nótese el arco apuntado (dicha iglesia estaba en ruinas en tiempos de Leonardo a causa de un terremoto, como lo está hoy día). Este dibujo está también en el Códice Madrid II (1504):
Pero me bailaba una fecha. Se trata del año 1495, en el que comenzó a concebir La Última Cena de Milán. En mi artículo La Santa Cena de Solsona, ¿modelo para la Última Cena de Leonardo? expongo que este fresco es extraordinariamente parecido al retablo conocido como la Santa Cena de Solsona. Desde mi punto de vista, el inicio de los trabajos del fresco de la Última Cena de Milán tuvo lugar pocos meses -o semanas- después de que observase el retablo de Pere Texidó, que en ese momento se encontraba en la iglesia de Santa Constança de Linya, a cuatro kilómetros del mas Olivella, en Navès:
Nótese la primera versión del proyecto del fresco. Judas está en la misma posición que en la Santa Cena de Solsona:
Y obsérvese también el Salvator Mundi del taller de Leonardo, idéntico al que aparece en la Santa Cena de Solsona. Especialmente la barba partida, rasgo típico del gótico catalán:
En un documento de Montserrat de 1484 aparece nombrado un tal Solivella (la s inicial es un arcaísmo, equivalente al artículo "la", "La Olivella"). Recuérdese que la Santa Cena de Solsona se hallaba en una iglesia situada a cuatro kilómetros del Mas Olivella:
Pero es que además, en su ALEGORÍA DE LA NAVEGACIÓN Leonardo identifica de forma criptográfica a un Olivella, además de BARCHINONA (Barcelona) y MAR-TORELLO (Martorell):
En definitiva, la supuesta estancia en Barcelona el 21 de septiembre de 1494, en casa de unos alemanes, coincide temporalmente –y explica- la copia que hizo de la Santa Cena de Solsona, posteriormente plasmada en la Última Cena de Milán, de 1495.
No descarto que Leonardo acudiera una vez más a Cataluña, en el año 1512, en que pintaría la Magdalena Leggente de Barcelona.
Nuevamente, hasta que no tengamos más datos, todo ello no deja de ser una conjetura. El destino –o una mano en absoluto inocente- se ha vuelto a conjurar para oscurecer un pasaje importante en la vida y en la obra del maestro florentino.
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