Blog Menage a Dos - Tras los pasos de la Gioconda - Octubre 2014

Tras los pasos de ‘La Gioconda’

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El placer de hoy: Ruta por los paisajes catalanes de Leonardo Da Vinci 

Nos hemos reunido con el investigador José Luis Espejo y con un grupo de personas interesadas en conocer la fascinante historia de los posibles viajes de Leonardo Da Vinci a Catalunya. Podría ser perfectamente la trama de una novela de ficción o de una película de Ron Howard, pero el historiador que hoy nos hará de guía plantea una hipótesis que, cuanto menos, invita a reflexionar. Espejo es autor del libro El viaje secreto de Leonardo Da Vinci, que intenta aportar luz a uno de los episodios más oscuros de la biografía del polifacético artista italiano. Las preguntas que nos vamos a hacer hoy son dos, básicamente: ¿Dónde estuvo Leonardo entre septiembre de 1481 y abril de 1483? ¿Y durante unos meses del año 1504? La respuesta podría ser… en Catalunya.

Tanto es así que la empresa de servicios culturales MATERIA bcn nos ofrece una ruta, con Espejo como diseñador del itinerario y como guía, que debe permitirnos descubrir los paisajes de Martorell y Montserrat que, según esta teoría, aparecen en varios cuadros de Leonardo Da Vinci, entre los cuales, en el retrato de La Gioconda. Estas pinturas las habría gestado o, incluso, pintado, en sus dos viajes a tierras catalanas durante esos períodos de tiempo que están en blanco.

De buena mañana cogemos un microbús en la plaza Catalunya. Mientras salimos de Barcelona, Espejo nos explica que, según sus pesquisas, Leonardo Da Vinci habría representado la ciudad de Barcelona en La Anunciación, con el puerto barcelonés en construcción, entre otros elementos. Nuestra primera parada es en la costa de la Dama del barrio de Valldaina. Allí bajamos del vehículo y nos dirigimos a pie hacia el término municipal de Martorell siguiendo el Camí de Can Sunyer.

Una vez en el cruce de los cuatro caminos, cogemos el sendero de Les Torretes. Espejo nos conduce hasta lo que se ha venido a denominar el Observatorio de La Gioconda, situado en una zona de caza de conejos, entre matorrales, campos desnudos y arboledas. El olor a romero es embriagador y las vistas de Montserrat, con Martorell abajo en primer plano, son imponentes. Desde este punto -y con una reproducción del cuadro de La Gioconda en la mano- el investigador nos detalla el paisaje de las fantasmagóricas rocas del Matauet, que aparecerían en la parte izquierdo del cuadro de Leonardo. El grupo también identifica el camino que aparece en el retrato con el caminito que va de Martorell a Corbera, con la Roca Dreta como gran referente. En el otro lado del cuadro hay un puente –sería idéntico al de Monistrol de Montserrat– donde hoy podemos ver el Pont del Diable.

Camino de Can Torretes de Martorell

Espejo nos hace notar que el color de la tierra en el cuadro de Leonardo es rojizo, igual que en la Serra de l’Ataix, donde nos encontramos. Siguiendo con los paralelismos, el curso del río retratado en La Gioconda es muy parecido al de la panorámica que vemos de Martorell. Por último, Espejo sitúa la montaña de Montserrat al fondo de la pintura, aunque desdibujada por efecto del esfumato.

El observatorio de La Gioconda frente a Montserrat

Nuestro guía no solo se limita a explicarnos y mostrarnos sobre el terreno el resultado de sus investigaciones, sino que nos detalla por qué cree él que Leonardo Da Vinci viajó al menos dos veces Catalunya. En la primera ocasión (entre septiembre de 1481 y abril de 1483), Leonardo habría visitado el monasterio y la montaña de Montserrat, entre otras localidades. De esta manera se justifica que los paisajes que habría visto aparecieran plasmados en dos de sus cuadros: el San Jerónimo (coincide con la fecha de creación) y La Virgen de las Rocas, que empezó a pintar en Milán en abril de 1483.  En una segunda ocasión, el artista italiano –de quién Espejo apunta un origen familiar en Vinçà o Vincia (cerca de Perpiñán), de acuerdo con el estudio de sus apellidos y del escudo de la familia– habría visitado Catalunya entre agosto y octubre del 1504. Fue entonces cuando Leonardo habría estado de nuevo en Montserrat.

También habría dibujado el montículo de Rocafort, coronado por el priorato de Sant Genís de Rocafort, tal como se ve desde la iglesia de Santa Margarida. Espejo también nos explica que, en el Rosselló, Leonardo Da Vinci dibujó el castillo de Salses. Y, tanto su dibujo de Rocafort como este otro de Salses, forman parte del Códice Madrid II, fechado entre los años 1503 y 1505. Es decir, las fechas volverían a coincidir con una segunda posible visita de Leonardo a Catalunya. De hecho, según nuestro guía, al otro lado del dibujo de Rocafort el artista hizo una alusión a una capa catalana de color rosa (“un catelano rosato”, textualmente).

Pero, ¿por qué habría venido Leonardo a tierras catalanas? Espejo, en pleno paraje natural, nos contesta: primero, tenía familia en Catalunya, descendiente de un antepasado llamado Giovanni da Vinci; segundo, podría haber conocido al canónigo de la catedral de Barcelona Antonio Geraldini (relacionado familiarmente con Lisa Gherardini del Giocondo, la famosa Gioconda del cuadro); tercero, cuando hizo supuestamente su primer viaje, por aquel entonces, no le daban mucho trabajo en Italia, donde, a causa de sus actividades, le habían tachado de hereje; cuarto, habría venido la primera vez en una misión diplomática a raíz de la guerra entre Florencia y Nápoles. Las razones de su segundo viaje tendrían unas causas similares. En Florencia, le habrían salpicado los 80 trabajadores muertos que hubo en las obras de canalización del río Arno –Leonardo también era ingeniero- y estaba en disputa continua con otro artista florentino, Miguel Ángel. Total que, como pasaba una mala racha en Italia, se habría enrolado en un segundo viaje a Montserrat.

En el Observatorio de La Gioconda hay aún más misterios que los que nos ha revelado ya Espejo. Nuestro guía nos enseña una balsa que, además de su uso agrícola, según parece, habría sido utilizada para celebrar ceremonias paganas con agua bendecida por la Luna. “La Gioconda no es en sí mismo solo un retrato, sino que es una visión de la divinidad de la mujer, como Isis”, nos apunta Espejo. “No me parece nada casual que Leonardo –cuya familia sería originaria de una zona bañada por el catarismo (el Conflent, no lejos de Perpiñán)- pintara este paisaje”, añade.

Las rocas de Matauet y panorámica

Después de todas estas explicaciones, el grupo baja del observatorio y se dirige a otro montículo, donde Espejo nos enseña lo que podría ser otra balsa ceremonial de aguas lustrales. Desde allí podemos ver más de cerca las rocas del Matauet, que aparecerían en La Gioconda. No muy lejos están las minas de plomo de l’Ataix. Leonardo era aficionado a la alquimia y podría haber aprovechado su visita para obtener este preciado metal, indispensable para la fabricación del blanco albayalde. A continuación, bajamos por el camino de la Roca Dreta, que también habría incluido Leonardo en su cuadro, hasta llegar al casco urbano de Martorell.

Fragmentos de pinturas de Leonardo y su parecido con el Cavall Bernat y la Basílica de Montserrat

Después de comer, el grupo se reencuentra con el chófer del autobús en la estación y se dirige a Monserrat. En este segundo tramo de la ruta, Espejo nos habla de otras coincidencias que le hacen relacionar la obra de Leonardo Da Vinci con esta montaña. E incluso nos plantea la similitud entre la sonrisa de la Mona Lisa y la Moreneta. El investigador nos invita a comparar elementos del San Jerónimo del artista italiano con el que podemos ver en Montserrat, así como la vista del monasterio desde el observatorio y con el detalle del Cavall Bernat, entre otros, que también podríamos distinguir en el cuadro. Según Espejo, Leonardo pintó este San Jerónimo en Montserrat y fue, con la irrupción de las tropas napoleónicas, cuando habría acabado en 1811 en Roma. Nuestro guía también nos señala las tres cumbres montserratinas que aparecen en La Virgen de las Rocas de Leonardo. Otro misterio que nos llevamos con nosotros de regreso a Barcelona.

 

Sencillos detalles, pequeños placeres

-Una buena opción para comer es en una terraza de la plaza mayor de Martorell. Vale la pena pasear por el casco antiguo de la población. Fijaros en los preciosos esgrafiados de las fachadas de las casas y en elementos patrimoniales como la Torre de les Hores.

-Si os interesan las rutas misteriosas, os invitamos a visitar Girona, donde ya os hemos recomendado algunos itinerarios interesantes.

-MATERIA bcn ofrece talleres de fotografía, entre otras actividades, para sacar el máximo partido de este tipo de itinerarios culturales.

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