Un detalle escondido en La Virgen de las Rocas

Un reciente artículo de La Vanguardia digital me ha puesto en la pista de un detalle hasta el momento desconocido, rescatado por el reputado investigador Silvano Vinceti:

http://www.lavanguardia.com/cultura/20170305/42558306024/mensaje-oculto-leonardo-da-vinci-la-virgen-de-las-rocas.html

Silvano Vinceti alude a la presencia de un perro y una correa en un lugar concreto. He encontrado, gracias a la colaboración -una vez más- de David Vilasís (que me ha aportado una imagen de alta resolución de la pintura) el perfil claro de un gato negro, que, como reconoce Javier Sierra más abajo, podría aludir a la herejía en general, y al catarismo en particular.

Ello respaldaría mi teoría sobre la similitud entre la Última Cena de Leonardo y la Santa Cena de Solsona, tal como expreso en el artículo La Santa Cena de Solsona, ¿modelo para la Última Cena de Leonardo?

He aquí un fragmento de este último artículo donde hago referencia a esta cuestión:

Un detalle de la Santa Cena de Solsona llama especialmente la atención. Debajo de la mesa vemos dos gatos y un perro. Desde mi punto de vista, estos animales dejan entrever un mensaje oculto que explico con más detalle en mi libro Los mensajes ocultos de Leonardo da Vinci. Aquí me limitaré a señalar que, desde mi punto de vista, este ardid iconográfico esconde una alusión a la persecución de los dominicos (domini cani, el perro) sobre los cátaros (los dos gatos). El resto de la lectura iconográfica y simbólica del cuadro de Solsona refuerza esta tesis, pero ahora no estoy en disposición de profundizar en este tema. Excepto en un aspecto:

 

 

 

 

 

 

Gato de la derecha, acosado por un perro. Parece roer una costilla.

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Gato de la izquierda. Parece roer una cuerda.

Nótese que el gato de la izquierda tiene en su boca lo que parece una cuerda (el de la derecha parece roer una costilla, aunque en la mesa no hay restos de carne). ¿Qué significado puede tener una cuerdecilla en un contexto cátaro? Ramón Hervás, en su obra Historia secreta del Grial (página 278), lo deja claro: “En los procesos de la Inquisición se puso de manifiesto que los puros llevaban colgado al cuello o de la cintura un cordel de cáñamo, el conocido camelot [porque originalmente estaba fabricado con piel de camello], y, pese a que su finalidad jamás quedó clara para los inquisidores, para los fieles, sin embargo, este pedazo de cordel que ‘ataba’ al cátaro era el que impedía que su luminosidad le rebasara y deslumbrara a los demás”.

Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para la Valorización del Patrimonio Histórico italiano, en una de sus investigaciones, opina que en La Virgen de las Rocas (en torno al año 1485) Leonardo ha incluido, en un área frondosa, lo que parece un perro, con una correa. ¿Acaso el perro supone, aquí, el concepto de Inquisición, como hemos visto más arriba? ¿Y la correa la idea de "ligamen con el mundo", equivalente a la cuerdecilla (llamada "camelot") que empleaban los cátaros? Si es así podría haberse inspirado en La Santa Cena de Solsona (véase más arriba).

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El investigador italiano Silvano Vinceti ha visto un perro, con una correa, en un área frondosa de La Virgen de las Rocas.

Mi propio examen al área del cuadro indicado por el investigador italiano me ha permitido encontrar, no sólo el perro, sino también la sombra de un gato. Nótese que ello parece estar en consonancia con el mensaje de La Santa Cena de Solsona (véase más arriba). El perro aludiría a los Domini Cani (los dominicos, la Inquisición), y el gato a los cátaros o herejes.

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Detalle ampliado de La Virgen de las Rocas. Debajo del perro (que simbolizaría la Inquisición) hay una silueta de un gato, tal vez indicando a los herejes (o cátaros).

El periodista Javier Sierra destaca la presencia del perro y del gato en este retablo, con el sentido que le he dado más arriba, en una programa de radio emitido en la mañana del sábado 11 de marzo del 2017:

http://www.javiersierra.com/w/cope-fin-de-semana-el-mensaje-oculto-de-leonardo-da-vinci/

Desde mi punto de vista. tales criptogramas abren interesantes interrogantes acerca de la autoría de Leonardo por lo que se refiere a la obra conocida como Magdalena Leggente de Barcelona, la cual se caracteriza por la abundante presencia de figuras y mensajes ocultos en el pequeño espacio que ocupa (se trata de una pintura sobre cobre de 15 por 12,5 cm).

Ésta es una cuestión a la que aludí en mi libro Los mensajes ocultos de Leonardo da Vinci. He aquí una cita textual de este apartado:

Un gato y una cuerda

Tal vez la clave la encontremos en dos detalles casi imperceptibles de la predela del Museo Diocesano de Solsona. Aquí vemos dos gatos y un perro. Este último parece desfilar; tal vez por ello los gatos se esconden. No puedo dejar de pensar que el perro simbolizaría a los Domini Cani (los perros de Cristo, inquisidores de la orden Dominicana), y los gatos a los indefensos cátaros, que se apartan de su presencia. Fijémonos en un detalle: el gato de la izquierda parece estar royendo una costilla (no hay carne en la mesa). ¿O se trata de una cuerda?

En el Comentario del Padre Nuestro, documento cátaro fechado en torno al siglo xiv (con origen en Florencia), encontramos el siguiente párrafo: «Se ha de saber que también las visitaciones extranjeras son llamadas cuerdecillas y vínculos, como dice el Salmista: Y me tendieron las cuerdas como un lazo”. Y dice además: Las cuerdas de los pecadores me ataron”... Este mismo Profeta, dando gracias a su Dios porque había roto las cuerdas antedichas, exclama: “Señor, tú rompiste mis cadenas; te ofreceré un sacrificio de alabanzas”». Más adelante añade: «También has de saber que el espíritu es cuerda de la vida, que atrae la vida y la ata... Pero la vida es también cuerdecilla del alma que, ayudada por la visitación, la atrae y la une a sí».

¿Podría representar la imagen del gato que roe la cuerda una alusión a estos textos cátaros tardíos (del siglo xiv)? ¿Podría expresar la presencia de la Magdalena en ambos cenáculos un sentimiento de rechazo a la Iglesia oficial? Hemos de recordar que en la Santa Cena de Solsona sólo la Magdalena, Juan y Cristo ostentan un halo, con lo cual se indica que éstos son los tres actores principales del drama eucarístico representado en la tabla.

Francisco Manzanera, ya citado, me hizo el siguiente comentario: «Se podría pensar que Leonardo hubiese visto el cuadro de Ferrer [la Santa Cena de Solsona] e incluso lo tuviese presente a la hora de pintar su Cenáculo». Y Javier Sierra, buen conocedor de la figura de Leonardo, me dijo esto: «Confieso que en un primer momento no vi mucho las semejanzas, pero prestando atención hay cosas curiosas, como Judas metiendo la mano en el mismo plato que Jesús, o el discípulo que le da la espalda en el extremo derecho de la mesa. Ambos detalles se suman a la gran semejanza del mantel, con las mismas grecas, o los caballetes. Pero entiendo que una obra así, de esa factura, no impresionaría demasiado a Leonardo. ¿Por qué crees [porque supongo que piensas en eso] que Leonardo se fijó en ella? ¿Qué le llamó la atención tanto como para [especulemos] copiar algunos detalles?».

Aquí está mi respuesta. Creo que Leonardo visitó la zona donde estaba el original de la Santa Cena de Solsona (Santa Constança de Linya, cerca de Navès, en la comarca del Solsonès). La presencia de Leonardo en este remoto lugar del centro de Cataluña, no lejos de los primeros contrafuertes pirenaicos, tiene sentido si tenemos en cuenta que el florentino podría haber seguido la ruta del Llobregat al menos hasta Navàs. Desde allí habría llegado al paraje donde Benedictus de Solivella (presbítero de Montserrat) le presentaría quizá— a su familia (¿Mas l’Olivella, cerca de Navès?); o al enclave donde tal vez sus primos lejanos, los Vinçà (o Covinçà) de Cataluña, residirían, en pleno núcleo herético de Berga. Quién sabe.

Sea como fuere, el detalle del gato de la Santa Cena de Solsona (que está royendo una cuerdecilla), o bien la iconografía religiosa ciertamente heterodoxa (presencia de la Magdalena; primacía de ésta y de Juan sobre el resto de los apóstoles), da pie a pensar en un contexto influido por el catarismo. Así pues, respondiendo a la pregunta: ¿Qué habría llamado la atención de Leonardo en relación con la Santa Cena de Solsona? Desde mi punto de vista, su contenido herético. Tal vez no viera belleza en el Cenáculo de Solsona, pero sí un mensaje que él consideraba verdadero. Un mensaje que a toda costa quería proclamar.

En definitiva, El pintor de la Santa Cena de Solsona quiso dejar constancia, dos siglos después de la supuesta desaparición de esta herejía, que los cátaros seguían presentes en territorio catalán –estrechamente vigilados por la Inquisición, simbolizada aquí por los Domini Cani, los perros-. Ésta es una evidencia suplementaria a favor de la tesis de que dicha predela esconde un mensaje herético, que Leonardo recuperaría en su Última Cena de Milán.

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